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LOS PROGRAMAS DE TRANSFERENCIAS CONDICIONADAS EN CHIAPAS (1998-2015) 177 El panorama de Chiapas no es halagador, su posición en las transferencias monetarias y el aumento de la población con ingresos inferiores a la línea de bienestar mínimo, pasaron de 46.7% en 2012, a 48.5% en 2014 (CONEVAL, 2015). Esto signifca que la población cuyos ingresos no les permiten acceder a la canasta alimentaria, aumenta lo mismo que las transferencias, se necesi- tará por lo tanto de mayores recursos. Signifca también, que las transferencias monetarias son un paliativo de corto plazo que no resuelve el problema de la pobreza intergeneracional y que más bien la perpetúan e incrementa, generando dependencia. En este contexto, éstas deben complementarse con otras acciones que generen capacidad de agencia e inversiones productivas que promuevan el autodesarrollo para lograr el desprendi- miento de las transferencias. El padrón de benefciarios debe revertirse con el tiempo, valorando que “un factor crucial para crecer a nivel agregado y para salir de la pobreza a nivel de los indivi- duos y familia es la inversión” (Lustig, 2004:92). Condicionalidad y corresponsabilidad En México, desde el comienzo del PTC la condicionalidad y la corresponsabilidad han sido com- ponentes básicos de la política social. Ambos fueron establecidos como medidas ante la evidencia de bajos índices educativos y alto grados de morbilidad y mortalidad en la población considerada pobre. Podría presuponerse que este sector de población tiene poco interés por la educación y la salud, considerando que su principal prioridad es obtener ingresos para alimentarse. Por eso la condicionalidad es un requisito indispensable y la corresponsabilidad una acción de las personas. De acuerdo con Levy (2009), los PTC condicionan explícitamente su entrega a una conduc- ta. Esta condicionalidad parte de una observación empírica y una hipótesis; es decir: La observación era que la existencia de complementariedad entre nutrición, la atención preventiva de la salud y la educación básica indicaba que mejorarlas todas al mismo tiempo generaría un impacto positivo mayor. La hipótesis consiste en que las transferencias de ingresos sujetas a las condiciones apropiadas pueden aumentar gradualmente los activos de los hogares pobres, y sobre todo su capital humano, lo que crea la posibilidad de desmantelar eventualmente el programa de manera gradual. Se trata de que en lugar de limitarse a transferir ingresos (en efectivo o en especie) se debe hacer algo más para corre- gir las condiciones subyacentes que generan la necesidad de realizar esas transferencias, lo que hace factible y creíble su eventual desmantelamiento (Levy, 2009: 201). Universidad Autónoma de Chiapas