Page 82 - LAS GENERACIONES DEL ATENEO
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82               LAS GENERACIONES DEL ATENEO DE CIENCIAS
                                            Y ARTES DE CHIAPAS






                       Mauro Calderón
               Si la cultura es la concreción del conocimiento depurado, si es la síntesis del saber en lo esencial,

               eliminando lo accesorio e intrascendente, los pueblos atesoran esas síntesis para conformar su

               conducta y su actuación dentro del marco en que se expresan ya en las ciencias y en las artes o

               en otros órdenes de actividades que tienden a perpetuar los rasgos característicos de los grupos
               humanos. Pero la cultura es una perfección incesante, y ésta es el ideal a que aspira todo lo que

               existe. Buscamos la perfección en el orden físico; buscamos la perfección en lo espiritual, y siendo

               la perfección inasequible, como aspiración ideal, cada nuevo éxito obtenido nos muestra el ideal

               insatisfecho y nos proporciona nueva fuerza que nos impulsa hacia arriba. Por eso el hombre,
               de tarde en tarde, siente la necesidad de ascender a las cumbres de las montañas para que el

               aire depurado de las alturas le devuelva el vigor perdido en la ruda lucha de aquí abajo, en la que

               envuelto en el polvo de todas las miserias, se halla inhibido para remontarse a la luz.

                    Felices los pueblos que han podido organizar su vida de una manera permanente en
               los órdenes material y cultural, porque ellos pueden sentirse dueños de sus destinos, pues

               aquellos que han abandonado el camino del progreso y de la perfección incesante, se hallan

               asentados sobre bases deleznables, sobre montones de arena a las que el más leve soplo las

               derrumba y las dispersa, para convertirlos en presa de las más terribles calamidades, y es que
               su sendero no ha sido iluminado por la belleza de la experiencia moral del pasado y del pre-

               sente de la raza y de la especie; porque no han querido penetrar hasta en lo más profundo del

               espíritu para extraer de él todo que de más valor encierra, y aún más de lo que en él existe,

               pues debemos recordar que para que ardan las cumbres de los volcanes, fuerza es que las

               entrañas de la tierra saquen su fuego y su luz. 76






               76   “Discurso pronunciado con motivo de la entrega del Premio Chiapas” en  Ateneo No 5. Chiapas, Enero-febrero-
                 marzo-abril de 1954. pp. 146-147.






                             Universidad Autónoma de Chiapas
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