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Ascasubi peleó en Ituzaingó, defendió las trincheras de Montevideo, peleó en Cepeda,
y dejó en versos resplandecientes sus días. No hay el arrastre de destino en sus líneas que hay
en el Martín Fierro; hay esa despreocupada, dura inocencia de los hombres de acción, huéspe-
des continuos de la aventura y nunca del asombro. Hay también su buena zafaduría, porque su
destino era la guitarra insolente del compadrito y los fogones de la tropa. Hay asimismo (virtud
correlativa de ese vicio y también popular) la felicidad prosódica: el verso baladí que por la sola
entonación ya está bien.
De los muchos seudónimos de Ascasubi, Aniceto el Gallo fue el más famoso; acaso el
menos agraciado, también. Estanislao del Campo, que lo imitaba, eligió el de Anastasio el Po-
llo. Ese nombre ha quedado vinculado a una obra celebérrima: el Fausto. Es sabido el origen
de ese afortunado ejercicio; Groussac, no sin alguna inevitable perfidia, lo ha referido así:
“Estanislao del Campo, oficial mayor del gobierno provincial, tenía ya despachados sin
gran estruendo muchos expedientes en versos de cualquier metro y jaez, cuando por agosto
del 66, asistiendo a una exhibición del Fausto de Gounod en el Colón, ocurrióle fingir, en-
tre los espectadores del paraíso, al gaucho Anastasio, quien luego refería a un aparcero sus
impresiones, interpretando a su modo las fantásticas escenas. Con un poco de vista gorda al
argumento, la parodia resultaba divertidísima, y recuerdo que yo mismo festejé en la Revista
Argentina la reducción para guitarra, de la aplaudida partitura... Todo se juntaba para el éxito; la
boga extraordinaria de la ópera, recién estrenada en Buenos Aires; el sesgo cómico del ‘pato’
entre el diablo y el doctor, el cual, así parodiado, retrotraía el drama, muy por encima del poe-
ma de Goethe, hasta sus orígenes populares y medievales; el sonsonete fácil de las redondillas,
en que el trémolo sentimental alternaba diestramente con los puñados de sal gruesa; por fin,
en aquellos años de criollismo triunfante, el sabor a mate cimarrón del diálogo gauchesco, en
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