Page 474 - BORGES INTERACTIVO
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               esos pensamientos más allá de la muerte física de Pitágoras, para resguardarse decían: ``El
               maestro lo dijo’’. Pero se entendía que el maestro no había dicho textualmente eso, que eso

               era, bueno, como si ellos prosiguieran el pensamiento original de Pitágoras —que es lo que

               hace un hombre cuando está vivo: no se atiene simplemente a lo que ha dicho o escrito, sino

               a lo que sigue pensando—, y puede cambiar, inclusive, su opinión. Bueno, en cuanto a esto, el

               ejemplo sería, entre nosotros, Lugones, que fue anarquista, socialista, partidario de los aliados,

               es decir, demócrata, durante la primera guerra mundial, y luego predicó la hora de la espada,

               es decir, el fascismo. Entonces, mucha gente dijo: “Es una veleta”. No, no era una veleta; era

               un hombre al que le interesaba mucho la política, y que en distintas épocas de su vida llegó a

               distintas conclusiones, sin medrar jamás con ninguna de ellas. Al contrario, haciéndose impo-
               pular cada vez que decía: ``me he equivocado, ahora pienso de tal modo’’.



               —Seguramente, Borges, en muchos casos va a decirse que usted inventó al autor a través del

               prólogo que le dedicó. Por ejemplo, hay un prólogo suyo a Almafuerte, que expresa su admiración

               de siempre por él, y en el cual usted lo exalta de una manera reveladora, digamos.


               —Bueno, sí puedo invocar un gran ejemplo. Cuando Bernard Shaw publicó su Quintaesencia

               del ibsenismo, le dijeron que había muchas cosas en ese libro que no estaban en la obra de

               Ibsen. Y él dijo: “Si yo repitiera lo que Ibsen ha dicho, la obra no valdría nada”, y agregó: “Lo

               que yo digo aquí es quizás una forma abstracta” —que vendría a ser la meta secreta de lo

               que escribía Ibsen—. Es decir, él de algún modo estaba continuando a Ibsen, y además, como

               él dijo: “Si mi estudio se limitara a decir lo que ya ha escrito Ibsen, no tendría ningún valor.”

               De manera que él era, en ese momento, un discípulo o un continuador de Ibsen; y lo que

               Ibsen dijo en forma de ficciones, de fábulas, de dramas, Shaw lo dijo de un modo abstracto.










                             Universidad Autónoma de Chiapas
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