Page 46 - DESARROLLO URBANO EN EL ÁMBITO SOCIAL DE BAJOS INGRESOS
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DESARROLLO URBANO EN EL ÁMBITO SOCIAL DE BAJOS INGRESOS.
46 POSIBILIDADES Y OBSTÁCULOS. EL CASO DE BERRIOZÁBAL, CHIAPAS (1980-2005)
el obrero y su conjunto, tenga el acceso a la canasta básica de alimentos como lo fundamental-
mente significante y prioritario. Aún a costa de que la educación de los hijos se establezca como
de poca importancia, o tome prioridades en niveles inferiores.
Posteriormente, el nivel cultural es otra limitante de la participación y gestión urbana, donde
la interrogante fundamental sería ¿hasta qué grado permite mayor o menor nivel participativo? A
pesar de lo difícil que significa establecer acuerdos comunes sobre quien tiene más o menos cultu-
ra, por la multi diversidad de variables que intervienen; sin embargo, desde la medición de algunas
actividades que la familia realiza en torno al acceso a la televisión, música, radio, lectura, periódico,
cine y práctica artística, actividades que en conjunto se denominan “consumo cultural por familia”,
es posible establecer un umbral de decisión, que permita reconocer la interacción entre consumo
cultural por familia y nivel de participación comunitaria. A priori, de acuerdo con muchos especia-
listas, a mayor nivel cultural también mayor y mejor participación comunitaria. La disponibilidad
de la información, el flujo de la misma, el conocimiento adquirido por los medios impresos y la
velocidad con la que se recibe, deberían de ser elementos coadyuvantes a una mejor participación
comunitaria, lo que al menos en la población de bajos ingresos de Berriozábal no sucede.
Finalmente, las características que prevalecen dentro de la estructura familiar, también deter-
minan un nivel participativo en los asuntos de la gestión urbana de los sectores de bajos ingresos.
El sexo impone quien toma la iniciativa en los asuntos participativos (hombre o mujer) de acuerdo
a los niveles de responsabilidad asignados en la familia; por lo general el hombre, en la provisión
de recursos económicos para asegurar las necesidades básicas (comida) y hasta donde lo permi-
ta, las no básicas (salud, educación, vivienda). En tanto la mujer, en el cuidado de la familia y el
desarrollo de las actividades propias de la vivienda (aseo, comida, lavado). Aquí es fundamental,
preguntarse ¿quién de los dos (hombre o mujer) dispone de mayor tiempo para invertirlo en los
actos participativos?, y en ese sentido puede estar la potencialidad a participar.
UNACH Universidad Autónoma de Chiapas