Page 260 - Salud y políticas públicas
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A. NAZAR BEUTELSPACHER, E. ZAPATA MARTELO, 260 B. SUÁREZ SANROMÁN, M. DEL R. AYALA CARRILLO, N. J. CÁRCAMO TOALÁ 12.7%. La distribución por tipo de localidad de residencia en México indica que 29.7% de los ni- ños y niñas que habitan en localidades de residencia rural tienen baja talla por desnutrición crónica mientras que en las localidades urbanas es de 23.4% (ENAL-2006, 2007). La desnutrición crónica afecta en promedio a más de la mitad de los menores de cinco años en poblaciones indígenas de Chiapas (Ávila-Curiel et al., 1998). La región fronteriza entre México y Guatemala, es una región que concentra, respectiva- mente en cada país, las más elevadas tasas de desnutrición crónica en niños y niñas, y se ca- racteriza por sus elevados índices de pobreza, desigualdad y exclusión social. Paraje (2008), ha sugerido que existen países con niveles relativamente bajos de desnutrición, pero concentrados fuertemente en los estratos socioeconómicos más bajos (patrón de “exclusión social”), y otros con niveles relativamente altos de desnutrición y una baja desigualdad relativa en su distribución socioeconómica (patrón de “privación masiva”). Los países de América Latina y el Caribe poseen una gran desigualdad en la distribución de la desnutrición crónica infantil, independientemente de su prevalencia, ya que la desnutrición crónica infantil se concentra en el 20.0% de los hogares con mayor pobreza (Paraje, 2008). Esta situación de desigualdad socioeconómica y de exclusión social parece caracterizar tanto a México como a Guatemala y concentrarse en la región fronteriza de ambos países. La necesidad de obtener ingresos para la compra de alimentos es una de las posibles explica- ciones del incremento de la migración laboral internacional en Guatemala en los últimos años. Ese incremento ha sugerido que las remesas o disponer de un ingreso para la compra de alimentos, podría tener resultados positivos en la disminución de la desnutrición infantil en las poblaciones de origen. La emigración hacia los Estados Unidos disminuye la probabilidad de desnutrición crónica en menores de 30 meses hasta en 19 puntos porcentuales al compararla con los niños y niñas de ese grupo de edad, pero provenientes de familias no migrantes (Carletto et al., 2011). Estos resultados son consistentes con la noción de que los ingresos y condiciones de alimentación de los migrantes y sus familias mejoran tanto en los lugares de destino como en los de origen. La migración laboral desde Guatemala hacia México constituye una de las fuentes más impor- tantes de ingresos para las familias guatemaltecas en la región fronteriza de México; nos pregun- Universidad Autónoma de Chiapas