Page 255 - Salud y políticas públicas
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DESNUTRICIÓN CRÓNICA DE NIÑOS Y NIÑAS MIGRANTES GUATEMALTECOS EN 255 FINCAS CAFETALERAS DE CHIAPAS nutricional de la población de América Latina y el Caribe constituye un indicador más de las des- igualdades sociales existentes en la región. La producción de bienes e insumos alimentarios triplica los requerimientos energéticos de la población centroamericana (CEPAL, 2006); sin embargo, 53 millones de personas carecen de alimentos sufcientes, 7% de los niños menores de cinco años de edad tiene un peso inferior al normal y 16% presenta una talla por debajo de la media para su edad, lo que refeja las grandes inequidades en la distribución del ingreso (Martínez, 2005). El incremento en los precios internacionales de los alimentos ha afectado más a los países con un défcit estructural de producción alimentaria, donde los ingresos son bajos y en los que la mayoría de los hogares gastan en alimentos la mayor parte de sus ingresos. Tal es el caso de Guatemala que es un país comprador neto de alimentos: 91.2% de los hogares no produce los alimentos que consume, con cifras muy elevadas incluso en la población rural (86.4%). La vulne- rabilidad alimentaria es aún mayor en los hogares encabezados por mujeres entre quienes se ha deteriorado su condición de bienestar (FAO, 2008). Al respecto, un estudio previo de la CEPAL (Martínez, 2004), evidencia una clara relación entre la prevalencia de desnutrición crónica en ni- ños y niñas menores de cinco años de edad y la pobreza extrema, condición en que las mujeres, jefas de hogar, están sobrerrepresentadas. La necesidad de obtener ingresos para la compra de alimentos, es una de las posibles expli- caciones del incremento de la migración laboral en Guatemala en los últimos años, evidenciada por el incremento en el monto de las remesas; su monto es el más elevado de Centroamérica y representa actualmente el 10% del PIB de ese país (Adams, 2004). Se estima que esas remesas son recibidas por el 22% de los hogares guatemaltecos llegando a cubrir hasta el 20.8% de sus ingresos totales (Adams, 2004), a la vez que un elevado porcentaje de estos ingresos son utilizados para comprar alimentos y otros productos para cubrir las necesidades diarias (Carletto et al. 2011). ¿Podría la emigración laboral mejorar las condiciones nutricionales de niños y niñas? El incre- mento en la tasas de migración internacional hacia México y principalmente hacia los Estados Uni- dos en los últimos años, ha sugerido que las remesas o el contar con un ingreso para la compra de alimentos, podría impactar positivamente disminuyendo la desnutrición infantil en las poblaciones de origen (Carletto, et al., 2011). Universidad Autónoma de Chiapas