Page 78 - FRUTAS DEL TRÓPICO
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                    Las estrategias de poda de árboles se han desarrollado para: 1) prevenir que los árboles
               crezcan demasiado, por medio de la poda anual como parte de un programa de manejo de

               floración; 2) cambiar la forma de árboles de tamaño medio a tamaños más pequeños y ma-

               nejables, o 3) para rejuvenecer totalmente a árboles grandes que dejan de ser productivos

               debido a su tamaño y altura. Este artículo describe técnicas recomendadas para cada uno de

               estos temas y el por que cada técnica maximizará los rendimientos más allá de la vida esperada

               de un huerto de mango al mantener el crecimiento vegetativo controlado.

                    Para entender cómo funciona cada una de las técnicas de poda, uno debe primero en-

               tender los hábitos de crecimiento del mango y la interacción del agua y el nitrógeno en su cre-

               cimiento desde la primera siembra hasta el punto en que se vuelven demasiado grandes para
               uso comercial. Todo el crecimiento se da en flujos efímeros periódicos de brotes vegetativos

               o reproductivos, iniciando en yemas apicales o laterales en tallos terminales en descanso. El

               término “tallos” se refiere a los brotes vegetativos que se han vuelto inmóviles para convertirse

               en la primer unidad de intercalado en la terminal (Fig. 1) (Davenport and Núñez-Elisea, 1997).

               Un brote normalmente produce alrededor de 12 nodos que dan hojas si es vegetativo, inflo-

               rescencias laterales si es reproductivo, o ambas hojas e inflorescencias en los mismos nodos si

               es mixto. Un flujo puede ser descrito como la iniciación del crecimiento de brotes de un grupo
               de tallos crecidos en ramas unidas.

                    Aunque el mango es considerado como tolerante a la sequía (Schaffer et al., 1994), se

               requiere de agua suficiente para su crecimiento. El déficit hídrico desalienta la iniciación de

               flujos, lo cual puede proveer el periodo de descanso necesario para favorecer la floración

               después del periodo de estrés hídrico (Núñez-Elisea y Davenport, 1994). Cuando el conte-

               nido de humedad en el suelo es adecuado, el nitrógeno en las hojas afecta la frecuencia de

               los flujos. La experiencia nos muestra que los niveles de nitrógeno en las hojas, superiores a








                             Universidad Autónoma de Chiapas
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