Page 65 - CONSULTORÍA SOCIAL
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                CAPÍTULO 3: LAS FASES DEL PROCESO Y EL PROYECTO DE CONSULTORÍA
                3.1. Las lógicas de los procederes en la consultoría social: ética y autorregulación

           Por todo lo expuesto, la consultoría social es una actividad profesional propositiva, constructiva,

           promotora del diálogo y detonadora de la participación activa de los afectados en los problemas

           que se pretende resolver.

                Los procederes de la actividad están condicionados por estos principios, por lo cual se debe

           evitar caer en dogmatismos o dicotomías, visiones reduccionistas y simplificadoras de “los buenos

           y los malos”. Aunque la dialéctica es uno de los métodos de la investigación-acción participativa,

           cuando se usa a favor de ideologías y fundamentalismos termina resaltando lo irresoluble, lo

           antagónico; eso nos lleva a callejones sin salida y convierte los proyectos en inviables.
                Debemos evitar las dialécticas polarizantes y considerar que en todos los procesos de con-

           sultoría existen fuerzas restrictivas e impulsoras, (Lewin 1988) que se expresan en las dimen-

           siones mencionadas con anterioridad en formas diversas y atendiendo sus lógicas internas de

           mantenimiento y expansión de la influencia-poder. El usuario de nuestros servicios es parte de las

           fuerzas impulsoras. Es muy importante aclarar las formas en que se manifiestan éstas y los intere-

           ses a largo plazo, así como la ubicación del consultor una vez haya aceptado participar.

                En la consultoría social intentaremos siempre profundizar para entender el porqué de

           las fuerzas restrictivas al cambio y así estar en posibilidades de proponer un curso de acción,

           para fortalecer los intereses de las personas y grupos para quienes trabajamos y empoderar-
           los lo más posible poniendo nuestros conocimientos a su servicio, no para empoderarnos a

           su costa.

                Los consultores debemos ser personas éticas, integradas, honestas y con un profundo sen-

           tido de igualdad, convencidos de que la diversidad cultural es una oportunidad para el encuentro

           de soluciones creativas y por lo tanto se puede convertir en una fortaleza para las organizaciones.








                                                        Universidad Autónoma de Chiapas
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