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MUJERES INDÍGENAS DE CHIAPAS. LAS DESIGUALDADES DE GÉNERO Y ÉTNICAS COMO 147 DESAFÍO PARA EL DESARROLLO desarrollo” y “género en el desarrollo”, los cuales tienen sus bases en los modelos de Desarrollo a Escala Humana de Max-Neef (1993) y del desarrollo humano de Sen (2000), quienes defen- den que el desarrollo debe verse desde las personas y no desde la economía en su conjunto. Es decir su medición no solo obedece a variables cuantitativas sino también cualitativas que permitan observar y medir la situación en que viven las personas (Bedoya, 2010), rescatando también as- pectos fundamentales como libertades, capacidades y agencia. El desarrollo a escala humana Dentro del paradigma de desarrollo tradicional, la medición estaba enfocada hacia el Producto In- terno Bruto per cápita, como un indicador de bienestar, considerando que cierto nivel de ingreso permitiría obtener los satisfactores necesarios a la población. Sin embargo, es necesario contar con otros indicadores de otras dimensiones de la vida más allá de los de subsistencia, por lo que había que construir categorías que dieran cuenta de una perspectiva más amplia del concepto ca- lidad de vida. El desarrollo centrado en el sujeto se comprende como aquellas posibilidades que tengan las personas para satisfacer las necesidades humanas fundamentales de forma adecuada. Estas necesidades pueden jerarquizarse por diferentes criterios: necesidades de Ser, Tener, Hacer y Estar; así como las necesidades y satisfactores de subsistencia, protección, afecto, entendimien- to, participación, identidad y libertad. Con este desagregado de necesidades se puede compren- der cómo se vive en un lugar u otro; es decir en un grupo comunitario, unidad familiar o social, y se puede observar lo limitado que puede ser satisfacer esas necesidades en diversos contextos (Max-Neef, 1993). El desarrollo a escala humana se sostiene en pilares para el desarrollo como la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, la generación de niveles creciente de autodependencia y la articulación orgánica de los seres humanos, además de su vínculo con la naturaleza y la tecnolo- gía, de los procesos globales con los comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planifcación con la autonomía y de la Sociedad Civil con el Estado (Max-Neef,1993). Se trata de lograr la transformación de “persona-objeto” a “persona-sujeto”, con ello propone una práctica más democrática y de participación para revertir los roles socioculturalmente establecidos, y que Universidad Autónoma de Chiapas