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MUJERES INDÍGENAS DE CHIAPAS. LAS DESIGUALDADES DE GÉNERO Y ÉTNICAS COMO 163 DESAFÍO PARA EL DESARROLLO esta forma se está limitando a las mujeres a ejercer sus cargos políticos municipales, generando diversas demandas, las cuales han sido asesoradas por la Defensoría del Tribunal Electoral para las Comunidades Indígenas. Lo anterior, es un refejo de que en los municipios rurales e indígenas aún permea la resis- tencia social y política, aunado a la marcada cultura patriarcal que obstaculiza la inserción de las mujeres en su participación comunitaria, social y política. A pesar de las luchas de las mujeres y de la organización que han tenido para disputar el poder y plantear procesos de liderazgo y dirección de sus comunidades, no se ha logrado revertir los vicios e intereses políticos y cultura patriarcal que se gestan en el interior de los municipios, las rutas de participación siguen siendo escasas y llenas de obstáculos. Aunque algunas mujeres han logrado escaños en el ámbito legislativo, así como gobernar sus municipios por mayoría relativa, los procesos sociales y políticos limitan su participación como actoras del desarrollo. Conclusiones Los datos siguen indicando un diferencial en los indicadores de desarrollo desfavorable a las mu- jeres pese a la mejoría indiscutible que se observa en algunos indicadores sobre niveles de esco- larización, lo que para las mujeres indígenas signifca aun evaluar la calidad de esa escolarización. Sin embargo, los indicadores de inserción laboral, equidad en salarios, derecho a los sistemas de salud, equidad en acceso a los puestos de dirección política tienen fuertes rezagos sobre todo para mujeres indígenas y campesinas. La opresión y exclusión de las mujeres es resultado de un proceso histórico y cultural, que ha construido una estructura social de desigualdad de género. Para disminuir las brechas se re- quiere que las mujeres desde la experiencia de la vida cotidiana cuestionen permanentemente estas estructuras. De alguna manera los movimientos sociales campesinos en los años de 1970, así como el movimiento zapatista de Liberación Nacional en 1994, fueron piedras angulares en la movilización social en términos de demandas de equidad de género que obligó al Estado a construir instrumen- tos jurídicos y normativos que atienden de alguna manera la equidad de género. Universidad Autónoma de Chiapas