Page 152 - Fútbol y globalización
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FÚTBOL Y GLOBALIZACIÓN
152 MEDIOS, MERCADOS E INCLUSIONES
Villavicencio. Con esta metodología se configuran categorías particularmente fenomenológicas
y hermenéuticas como vivencias, experiencias y acciones, en las dimensiones espaciales y tem-
porales: como escenario de ocio, de memoria o como forma de identificación colectiva. Tales
categorías, al ser cubiertas de sentido y significado, se convirtieron en textos susceptibles de inter-
pretación. Según Ricoeur (2006), el mundo es el del lector, el sujeto es el lector mismo. Diremos
que en la interpretación la lectura se convierte en una suerte de habla. No digo: se convierte en
habla, pues la lectura nunca equivale a un intercambio de palabras o a un diálogo, sino que se
acaba concretamente en un acto que es al texto lo que el habla es a la lengua, a saber, aconteci-
miento e instancia de discurso.
Entre otros asuntos, es importante señalar que el método de investigación acogido situó las
relaciones personales vividas por cada individuo como clave de la interpretación hermenéutica,
debido a que los informantes hablan desde ellos mismos, sin silenciar la subjetividad, entendida
esta como una condición necesaria del conocimiento social:
la narrativa no solo expresa importantes dimensiones de la experiencia vivida, sino que, más radical-
mente, media la propia experiencia y configura la construcción social de la realidad. Además, un enfo-
que narrativo prioriza un yo dialógico, su naturaleza relacional y comunitaria, donde la subjetividad es
una construcción social, intersubjetivamente conformada por el discurso comunicativo (Bolívar, Domin-
go y Fernández, 2001, p. 4).
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Como espacio de ocio
Quizás el escenario en el cual el fútbol aficionado en la ciudad de Villavicencio se reconoce
con mayor relevancia es el que lo entiende como el lugar del ocio para sus practicantes, en tanto
ejercicio de culto al cuerpo propio de sociedades contemporáneas, al movimiento y a la diversión
como forma —bastante legítima por demás— de escapar de la dura realidad laboral, política o
económica; el fútbol amateur ejerce una conexión entre simpatizantes y practicantes en las que se
despliegan éxitos y frustraciones, en las que no pocas veces se reconocen alineaciones y facciones.
Para los practicantes el fútbol, incluso a este nivel, es “pasión”, “emoción” que trasciende ámbitos
etéreos o barreras intergeneracionales y que muchas veces es imposible definir y no “solo sentir”
en escenarios incluso con dificultades en la autorregulación y la alteración de la voluntad individual
y colectiva. Un ethos —pero también un pathos— público en el que no son infrecuentes las con-
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