Page 69 - Fútbol y globalización
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PORNOFÚTBOL Y LOS USOS DE LA IMAGEN               69
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           distintas formas. Si bien una de esas representaciones de consumo puede estar constituida por la
           imagen, aquí argumento que en ese consumo se pueden vislumbrar posibilidades que exceden al
           propósito solo de la narración audiovisual y que derivan en las distintas maneras en que se supone
           que el fútbol debe ser jugado, vivido y visto.

                En ese sentido, busco explorar aquello que Villena (2003, p. 260) reflexiona en torno a los
           procesos de transnacionalización del fútbol y las funciones simbólicas y sociales propias que va ac-
           tualizando en este contexto. Para ello, pienso que la imagen es parte de esas funciones simbólicas.

           Es decir, no se trata únicamente de un medio para el entramado simbólico del fútbol, sino que
           es parte de este. Villena (2003, p. 261) menciona que esta parte técnico-estratégica, como una
           dimensión sociológica del fútbol, nos obliga a pensar en cómo se ha creado un ambiente orienta-
           do a la preparación de jugadores, cómo dicha preparación está atravesada por la idea de generar

           esquemas tácticos y técnicas corporales universalizadas, “y el pedagogismo futbolero reemplaza
           el aprendizaje mimético, que tenía como escenarios la esquina o la playa”.
                La imagen narrativa del fútbol, el pornofútbol, cumple este papel perfectamente, porque es,

           por sí misma, una pedagogía del estilo del deporte. Si bien se suma a todos los instrumentos y
           técnicas que se inscriben en estas formas de profesionalización del ejercicio, también crea un ré-
           gimen de representación por su propia cuenta.
                Al respecto se podría argumentar (y de hecho se hace) que esta profesionalización ha visto

           nacer un mejor estilo de juego, con jugadores que pueden rendir más y con mejor técnica. Sin
           embargo, esa misma afirmación se enclaustra en la suposición de un devenir histórico irrenuncia-
           ble que corre en línea recta y progresivamente, como si la tecnología anunciara, por sí misma, lo

           que habrá de ser (y debería ser) el fútbol. Pero en la defensa de estos procedimientos no solo se
           ignora la dialéctica involucrada en su propia lógica, sino aquello excluido que se deja fuera o, más
           aún, estuvo fuera desde el inicio del proceso. Es justo esa dimensión la que abre la noción de lo
           contingente, de lo que puede ser también de otra manera, si se le permite emerger.

                Para reflexionar es necesario caminar por los lares de la imagen para atisbar, entonces, los
           usos políticos de la misma y así concebir las demás aristas del fútbol desde lo que la imagen misma
           promueve. Es decir, se plantean preguntas como ¿de qué manera la violencia está inscrita en la
           representación de la afición?, ¿cómo es que el fútbol genera una experiencia de expectación de-

           terminada y cómo esta se inscribe en un circuito de consumo cultural?, ¿cómo hacer que emerjan
           formas distintas de afición, de juego y de consumo cultural del fútbol en medio de un régimen de






                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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