Page 135 - LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO
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EL BOVINO CRIOLLO DE LA SIERRA TARAHUMARA
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           a los guarijíos o warijós, que sorprendentemente (en un caso más de etnocidio estadístico) no
           aparecen en el censo de 1990, el Instituto Nacional Indigenista (INI) calculaba unos 1,500 para

           el año 1945, repartidos en los municipios de Moris, Uruachi y Chínipas (que para 1950 contaban

           con 406, 312 y 474 hablantes guarijíos respectivamente). Se trata pues de una interesante región
           multiétnica y pluricultural, en la que se presentan diferentes tipos de relaciones y varias proble-
           máticas a diversos niveles, que requieren tanto de estudios teóricos como de investigaciones

           aplicadas (Porras, 1999).

                Por lo que se refiere a la producción ganadera, se cuenta con una superficie de agostadero
           de 1, 250,476 ha, pero de baja capacidad, pues se calcula que cada unidad animal requiere de 10
           a 30 ha. Entre los principales problemas de este sector sobresalen la común práctica del sobre-

           pastoreo, la falta de definición con mayor precisión de los reglamentos sobre uso de pastizales y

           la carencia de apoyos en infraestructura para la cría del ganado (ganadería tradicional en terrenos
           comunales que en la actualidad se están dividiendo en ejidos).
                La ganadería en la región Tarahumara fue parte muy importante para la incursión y colo-

           nización española en la zona, ya que desde un principio fue una de las herramientas utilizadas

           por los misioneros jesuitas para atraer a los indígenas para su evangelización y reducción a los
           pueblos misionales.
                El nacimiento de la ganadería con animales domésticos de producción española, en la Sierra

           Tarahumara, se desprende de la enseñanza jesuita de religión, agricultura, ganadería y un nuevo

           modelo de organización social.
                Con el siglo XX llegó la Revolución Mexicana, movimiento armado que trajo dramáticos
           cambios a la vida de Chihuahua, que obviamente afectaron a la ganadería. El progreso de la gana-

           dería se estancó, las tierras cambiaron inesperadamente de propietario y el número de ganado fue

           sistemáticamente mermado hasta casi quedar los ranchos desolados. En estas condiciones sólo
           prevaleció el ganado Criollo o “corriente”, como se le denomina localmente (González, 1989).
                Hernández (2012), al realizar un análisis comparativo entre bovinos criollos regionales

           en distintas entidades, concluye que el bovino Criollo Mexicano actual, es un tipo de ganado

           que se produce principalmente en las sierras más abruptas y en climas tropicales adversos en






                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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