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LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO.
      294      HISTORIA, CARACTERIZACIÓN Y PERSPECTIVAS






                    Los estudios poblacionales muestran una presencia importante (5-30%) de la familia haplotí-
               pica T1 no sólo en poblaciones de España y Portugal, sino en las de otras regiones mediterráneas

               (Italia, Grecia) (Beja-Pereira et al., 2006; Cymbron et al., 1999), y en las razas criollas del Conti-

               nente Americano (Carvajal-Carmona et al., 2003; Lirón et al., 2006; Magee et al., 2002; Miretti
               et al., 2002, 2004; Mirol et al., 2003).
                    La similitud entre las razas del norte de África y de Iberia no se limita al mtDNA, también ha

               sido descrita con polimorfismos proteínicos y de microsatélites (Beja-Pereira et al., 2002, 2003;

               Cymbron et al., 2005). Esta relación genética se creía justificada por la invasión musulmana que
               comenzó en el siglo VIII; no obstante, puesto que sólo son trece kilómetros del Estrecho de
               Gibraltar los que separan a África de la Península Ibérica, se ha argumentado que el intercambio

               recíproco de ideas, bienes, poblaciones humanas y animales entre ambos continentes ha ocurrido

               desde tiempos prehistóricos, de tal manera que la constitución de la cultura neolítica en la penín-
               sula pudo haber involucrado grupos de origen africano.
                    La semejanza entre artículos de cerámica africanos e ibéricos del Neolítico, así como la

               diversidad mitocondrial presente y antigua de B. taurus validan este supuesto. Por un lado, en

               restos arqueológicos del Cercano Oriente se han encontrado todas las familias mitocondriales
               taurinas, mientras que en los restos de Europa la familia T3 es la más frecuente, lo cual confirma
               que el patrón de diversidad moderno ya estaba presente desde los inicios de la domesticación

               (Bollognino et al., 2006; Edwards et al., 2004, 2007; MacHugh et al., 1999); por el otro, se ha

               descrito la presencia de la familia T1 en poblaciones B. taurus españolas, y a su vez, de la familia
               T3 en poblaciones africanas, ambas también durante el Neolítico Temprano (Anderung et al.,
               2005; Ascunce et al., 2007).

                    En el Continente Americano, bajo la denominacion de “Criollo” se agrupan diversas pobla-

               ciones que no necesariamente tuvieron el mismo origen, evolución o procesos de adaptación,
               pues si bien el término se aplica a las poblaciones descendientes de los bovinos ibéricos, se ha
               reportado que pudieron existir diferentes poblaciones españolas y portuguesas (y aun africanas)

               originales (Beja-Pereira et al., 2006; Naves et al., 2005). Asimismo, después de siglos de cam-

               bios socioeconómicos locales, de adaptación a muy diversas condiciones ecológicas y después






                             Universidad Autónoma de Chiapas
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