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LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO.
296 HISTORIA, CARACTERIZACIÓN Y PERSPECTIVAS
ibérico (y viceversa), ya no parecería necesario aludir a dos fuentes continentales independientes
de donde provinieron los primeros bovinos pobladores de América (portadores tanto de haplo-
tipos de la familia europea T3, como de la familia africana T1).
Sin embargo, la descripción de la familia haplotípica africana (T1a), exclusiva de países ameri-
canos y con una frecuencia importante (Lirón et al., 2006; Magee et al, 2002; Miretti et al., 2002,
2004; Mirol et al., 2003), indica que la historia del origen del ganado Criollo sigue sin resolverse.
Además, haciendo una clasificación congruente con las divisiones geopolíticas presentes en la
época de la Colonia, se puede observar un patrón interesante en la distribución de los haplotipos:
los bovinos Criollos provenientes de Argentina, Bolivia y Colombia, pertenecientes al grupo de ex
colonias españolas, no portan haplotipos de la familia T1a, mientras que ésta sí ha sido encontrada
en especímenes de Brasil, ex colonia portuguesa, y las Antillas Menores, islas que estuvieron ocu-
padas por otros países europeos, como Inglaterra y Francia. La ausencia de la familia haplotípica
T1a en México, añade otra ex colonia española a este patrón descrito por Lirón et al. (Lirón et
al., 2006). Queda pendiente conocer el origen continental de la familia T1a y con ello, la ruta que
siguió para llegar a América.
En las Islas Canarias y en las Antillas, los españoles desembarcaban animales que ahí se repro-
ducían durante décadas para, en posteriores escalas, ser cargados y traídos a América. El origen
de estos animales fue muy heterogéneo, pues estas islas formaban parte de una red comercial que
incluía contactos portugueses y sus colonias africanas (Rodero et al., 1992). Por lo tanto, las pobla-
ciones bovinas debieron ser de una gran diversidad racial e incluyente de una buena proporción
de animales africanos, como lo indica el hecho de que, hasta la fecha, en las ex colonias españolas
la familia de haplotipos T1 está bien representada.
En las Figuras 8 y 9 puede observarse la similitud de las redes haplotípicas de Argentina,
Bolivia y Colombia con la red obtenida para México, pues en los cuatro países los haplotipos eu-
ropeos son sólo ligeramente dominantes en frecuencia, a diferencia de lo que ocurre en España
y Portugal, donde los haplotipos africanos son notoriamente menos frecuentes. Al parecer, a las
colonias españolas llego casi igual proporción de animales portadores de haplotipos de la familia
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