Page 226 - Fútbol y globalización
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FÚTBOL Y GLOBALIZACIÓN
226 MEDIOS, MERCADOS E INCLUSIONES
En términos propiamente fenomenológicos, esta experiencia proporciona un espacio singu-
lar entre (y necesariamente) dos cuerpos y un móvil. Es posible que exista o no comunicación en-
tre ellos; es posible también que tengan los mismos movimientos corporales tal que uno envuelva
al otro, y bien se dé el gol o bien se impida. En cada caso, cada uno hace lo propio: portero y
jugador. Ahora bien, si partimos de lo dicho por Serrano de Haro (2009), los primeros elementos
esenciales que comparte todo fenómeno del apuntar, y dentro de ellos el fenómeno de tirar un
penalti, son los siguientes: 1) el blanco al que se apunta; 2) el objeto o móvil que se dirige hacia
el blanco; 3) el individuo que lanza la “cosa-móvil”; 4) la atención con que se apunta; agregaría
5) el tiempo objetivo (el del reloj, el tiempo lineal y cronometrado de los 90 minutos de partido)
opuesto al tiempo interno, el instante de una experiencia temporal distinta.
1. El blanco al que se apunta. Esta es una zona circunscrita, localizada y destacada del entor-
no del sujeto que apunta. En el caso de la ejecución de un penalti, el balón se mantiene
a cierta distancia del portero, ya sea en lo que se conoce como “manchón penal” o a una
distancia alejada del arquero y, por supuesto, de la portería.
2. El objeto o móvil que se dirige hacia el blanco. En la experiencia del penalti, el manejo y
dirección de la “cosa-móvil” (o balón) es crucial. Nuestro cuerpo, al manipular el balón, le
imprime cierto control, lo pone en movimiento.
3. El individuo que lanza la “cosa-móvil”. En la experiencia de ejecutar un penalti, las partes
del cuerpo que se ponen en movimiento son las piernas (del ejecutante) y las manos (del
guardameta). Es cierto que, al correr el jugador para tomar impulso y disparar, mueve todo
su cuerpo, pero esto no significa que es todo el cuerpo el que apunta. El penalti se ejecuta
con los pies y pierna, pues a través de ellos se acomoda, se ejecuta y se lanza el balón.
4. La actividad atencional. Esta es expresada en el plantarse y no sucumbir a ser víctima del
ruido y las perturbaciones que provienen del campo perceptivo externo, por ejemplo,
de las porras y las barras rivales. El nivel de concentración debe ser tal que los jugadores
implicados en el tiro penalti no deben perder el interés. Finalmente, el centro de atención
(temática) del jugador de fútbol al momento de impactar el balón, debe dejar vacía toda
comunicación con el trasfondo (auditorio, público, porras, barras), como si este “no estu-
viera” presente. Lo mismo el guardameta que debe impedir el gol.
5. En el momento en el que el jugador que está por ejecutar el tiro penalti observa el balón
y los movimientos del guardameta, se aparta de la inmersión en la vida cotidiana. El ejecu-
Universidad Autónoma de Chiapas