Page 54 - Fútbol y globalización
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FÚTBOL Y GLOBALIZACIÓN
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               tar, hacer touchdown, etc., pero el fútbol, con su grito de gol, es quien mejor permite expresar a
               cabalidad esta efervescencia.
                    Después de manifestar algunas sensaciones y reflexiones sobre el porqué del gusto del fútbol,
               me resulta fundamental expresar posibilidades que este juego promueve. Jugar con una pelota
               nos abre el camino hacia la aventura, la esférica —muchas veces no tan esférica— posibilita desde

               nuestros primeros años de vida, en una patada, ir hacia caminos desconocidos, hacia espacios por
               descubrir; en la niñez, la misma pelota nos invita a que lo conocido —patio, sala, pasillo, cuarto,
               campo— adquiera tintes de novedad, como quien recorre un mismo camino muchas veces pero
               nunca le resulta igual, porque la compañía —la pelota— posibilita mil maneras de recorrerlo: fra-

               ternalmente, con orgullo, con disgusto, enconadamente, con goce, a puro lamento.
                    El juego opera como guía y acercamiento de sentir y descubrir. A través de este conocemos
               aquello que nos maravilla y nos disgusta, aunque con la llegada de la adultez lo vamos olvidando,
               pero el fútbol se encarga de recordárnoslo. Es un acto presente desde los comienzos de la vida
               hasta la adultez, que se encuentra intrínsecamente relacionado con la vida social y psicológica de
               los seres humanos, su valor no transita exclusivamente de modo utilitario, sino que considera las

               relaciones intersubjetivas que promueven sentidos de vida.
                    Las formas de practicar el juego, de expresar el fútbol que cada pueblo proyecta, nos revela
               —aunque sea de forma velada y a pesar del intento homogeneizante que el mundo del mercado
               propone a través del grito: “ganar es lo único que importa”—, maneras de sentir la vida, circuns-

               tancias históricas cruciales y aspiraciones sociales. La concepción de ciertos valores promueve un
               estilo de juego y este a su vez nutre esos valores. Existe una disposición hacia una determinada
               forma de ser manifiesta en el juego. En el contexto mexicano, si volteamos a nuestras perspectivas
               físicas y/o psíquicas propias para asumir una forma de juego como equipo, encontramos resisten-
               cia, entrega, lucha (los cuales podemos observar al destacar en deportes como marcha, maratón,
               boxeo),  obediencia  (Manuel  Lapuente,  entrenador  multiganador  de  la  selección  mexicana  en

               Francia 98, señala: el principal atributo del jugador mexicano es la obediencia, es dócil y abnegado,
               hace lo que le piden), practica el victimismo (las eliminaciones en los mundiales más recientes se
               asocian generalmente con penaltis mal marcados —basta escuchar la famosa vox populi de “no
               fue penal”, en referencia al caso Robben—, goles de último minuto, fallados y encajados), falta

               de riesgo o aventura (la obediencia lleva a esto) y tiene falta de calidad individual sobresaliente. Al
               revisar algunos de estos aspectos podemos percatarnos de cómo históricamente ha evoluciona-
               do, pero al mismo tiempo cómo se mantienen factores que impiden una ruptura de verdadera






                            Universidad Autónoma de Chiapas
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