Page 59 - Fútbol y globalización
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QUIMERAS HUMANAS, QUIMERAS DE FÚTBOL              59






           goce de la ejecución tanto en quien lo ve como en quien lo realiza. También está la importancia de
           alcanzar las metas señaladas, para promover y cimentar más valores, así como forjar mentalidades
           fuertes que se acostumbren al arribo permanente de estas metas. Insisto, sin dejar de lado estos
           valores, existen otros a los que no podemos estar ciegos en aras exclusivas de estos. Disfruto la

           práctica, lectura y observación del fútbol, esta última principalmente cuando existe una intenciona-
           lidad más allá del mero resultado, cuando el cómo ganar tiene tanto valor como el ganar mismo,
           porque se conjugan sentir, identificación, arte, juego o goce.

                Por tanto, no es de extrañar que mis afectos se encuentren ligados desde hace ya mucho al
           Barcelona, no por ser el equipo más “ganador” de la época más reciente, sino por proponer jugar
           “otra” forma de juego, por intentar “no solo ganar”. Encuentro necesario fomentar una cultura

           sobre el valor de conseguir o no un resultado, de saber que existen otros tantos valores en el jue-
           go. Asimismo, ser capaces de reconocer que quizá los extremos en el resultado, ganar o perder,
           no se encuentran tan distantes. Albert Camus (en Galeano, 1995) señala que hay que aprender

           a ganar sin sentirse Dios y a perder sin sentirse basura. Porque ganar y perder son también parte
           del juego, pero se nos ha vendido —y peor aún, lo hemos comprado— que en este mundo
           mercantilizado ganar es lo único que importa.
                A continuación, abordaremos aspectos de la mercantilización y utilización del juego para fines

           mucho menos lúdicos. En sus raíces etimológicas economía deriva del griego oikos (oikos), la cual
           podemos entenderla como casa, junto con todos sus bienes y administración, y nomos (nomos),
           leyes. Así, de forma sucinta, podemos entenderla como el conjunto de normas para gestionar

           entidades específicas. El surgimiento de esta nueva forma de gestión no solo consistió en el esta-
           blecimiento de mercados aislados, sino en toda una forma de vida diseñada desde la economía, de
           acuerdo con un modelo de conducta humana simplificado e idealizado que es el encuentro entre
           un comprador y un vendedor con el propósito de maximizar libremente sus respectivas riquezas.

           Polanyi (2001) describe muy bien la esencia moral de esta economía de mercado:

                La transformación implica un cambio en el motivo de la acción por parte de los miembros de la socie-
                dad: puesto que el motivo de la subsistencia debe ser sustituido por el de la ganancia. Todas las transac-
                ciones son transformadas en transacciones monetarias, y estas requieren a su vez que sea introducido
                un medio de cambio en la articulación de la vida industrial. Todos los ingresos deben derivar de la venta
                de algo a otro, y cualquiera sea la fuente efectiva del ingreso de una persona, este debe ser visto como
                el resultado de una venta […]. Sin embargo, la peculiaridad más llamativa del sistema radica en el hecho
                de que, una vez que ha sido establecido, se le debe permitir funcionar sin interferencia (p. 79).






                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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