Page 77 - Fútbol y globalización
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PORNOFÚTBOL Y LOS USOS DE LA IMAGEN               77
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           torreferencial. Dicha lógica produce una clausura de la posibilidad de imaginar y nombrar expe-
           riencias distintas. Esa representación de fútbol se cierra sobre sí misma y produce una serie de
           elementos discursivos que funcionan como seguros para mantener la clausura; así, el que sostiene
           que el devenir del fútbol, como una competencia más fuerte, de mayor habilidad, no tiene mayor
           historia que esto que ahora es.

                El fútbol, como bien lo dice Alabarces (1998) es una máquina cultural posmoderna, produce
           cuerpos, ideologías, representaciones y formas de consumo. Así, la imagen está adscrita a este
           régimen de producción. Rancière (2009, p. 9) llamaría a esto el “reparto de lo sensible” como el
           “sistema de evidencias sensibles que al mismo tiempo hace visible la existencia de un común y los

           recortes que allí definen los lugares y las partes respectivas”. Esto es, aquellos espacios, tiempos,
           formas (y añadiría, con el tema que nos incumbe, cuerpos, estilos y gestos) que se ofrecen a la
           participación de unos.
                Esto nos remite a pensar en quienes están involucrados en ese reparto, pues participan no

           solo como espectadores sino, de manera discursiva, sobre la reproducción y legitimación de las
           representaciones. Dice Val (2009), sobre el capitalismo contemporáneo, que también homoge-
           neiza los movimientos específicos irreductibles para convertirlos en formas o logos estandariza-
           dos, de tal manera que se produce una forma de interpretar y ver el fútbol; como lo mencionaba

           el mismo autor, el encuadre es un marco de inteligibilidad y este hace posible una forma determi-
           nada de interpretación. Además, opera su reverso, que no es tanto la salida del régimen hiperreal
           del pornofútbol, sino la forma discursiva de su rechazo, es decir, las razones por las que no hay
           que verlo, en las que caben ideas como las de volverse una mercancía enajenante, el éxtasis del

           capitalismo, entre otras.
                Haciendo una lectura del pornofútbol desde la reflexión de Alemán y Gimbel (2014), podría
           decirse que la imagen narrativa del fútbol está dispuesta para el goce, para una satisfacción ilusoria

           que parece llenar el vacío de la insatisfacción, pero no la satisface. Esto implica que cada partido y
           cada manera de hablar sobre los partidos y los jugadores estelares satisfacen la pulsión del aficio-
           nado que participa del pornofútbol para saber, y con ese saber, sentirse satisfecho, en la victoria o
           en la derrota, sobre lo que implicó el juego. Sin embargo, el vacío queda irresoluto, por lo que
           siempre habrá una insatisfacción que llenar con cada narrativa estandarizada por el pornofútbol.

                En ese ciclo caben discursos de diversa índole, producciones de subjetividad articuladas con
           el mecanismo del pornofútbol en las que se pueden expresar formas de misoginia filtradas por la







                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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