Page 76 - Fútbol y globalización
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FÚTBOL Y GLOBALIZACIÓN
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               las relaciones contingentes en otras dimensiones del juego. Así, otras representaciones del juego
               quedan elididas de la representación del fútbol. Basta ver el largo camino que ha atravesado el
               fútbol femenil para entrar en escena y cómo, en algunas narraciones, este logro se atribuye a cua-
               lidades que se piensan, a manera de estereotipos, propias de las mujeres.
                    Esta relación vertical entre espectadores e imagen supone una clausura del cuerpo relacio-

               nal que menciona Val. El régimen hiperreal provoca un régimen afectivo positivista, y la imagen
               contribuye a producirlo. Algo que podría emparejarse con lo que Byung-Chul Han (2010) llama
               el exceso de positividad que produce el neoliberalismo en la sociedad del rendimiento: siempre
               poder, tener una capacidad ilimitada para lograr cosas y alcanzarlo todo. El pornofútbol también
               discrimina qué cuerpos caben en el encuadre y cuáles no.

                    Derivado de ello es que se podría pensar en la idea de la imagen-afección. Si seguimos a
               Jaime del Val (2009) cuando dice que el capitalismo contemporáneo hace una parodia de las dife-
               rencias, supondremos que lo que el pornofútbol captura y hace parecer algo distinto de las repre-
               sentaciones cotidianas (como ocurre, por ejemplo, con el fútbol femenil) es una parodia de esa
               diversidad. Parte de lo que puede ayudarnos a detectar esa parodia está, justamente, en la noción

               de lo que afecta, de la imagen-afección, es decir, de aquello que no constituye una certeza plena
               ni una derivación automática en acciones prefiguradas, sino un titubeo, algo extraño que aparece
               apenas entre líneas y se escapa al intento de capturarse.
                    Tal situación, aunque con matices que no exploraré, puede encontrarse en los propios gestos
               disidentes de la afición, poco o nada retransmitidos, o en la invasión de la cancha, sobre todo con

               fines políticos, cosa que en los estadios se ha controlado de manera cada vez más fuerte, aunque,
               precisamente, Rusia 2018 fue escenario de una escena de este tipo sobre la cual el pornofútbol
               decidió no mostrar más allá del hecho, es decir, de la invasión de la cancha (una invasión como
               cualquier otra), sin contenido, sin constitución amplia, sin entorno, sin contexto, solo el instante
               congelado. Así, la vuelta es a los afectos capturados que ofrecen al espectador una experiencia

               determinada del fútbol.



                   POLÍTICA Y PORNOFÚTBOL

                    ¿Qué sentido tiene hablar de la imagen? Creo que la interlocución en el fútbol supera tam-
               bién el espacio de lo académico y nos remite a distintos actores y discursos. Precisamente, creo

               que el discurso que circula dentro de la representación del pornofútbol obedece a su lógica au-






                            Universidad Autónoma de Chiapas
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