Page 315 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES • ANTONIO DURÁN RUIZ 315
Si hace doble al dolor, también repite
las cosas que me son jardín del alma.
Y acaso espera que algún día habite
en la ilusión de su azulada calma
el Huésped que le deje reflejadas
frentes juntas y manos enlazadas.
Este soneto es muy curioso, porque el espejo no es el protagonista: hay un protagonista
secreto que nos es revelado al fin. Ante todo tenemos el tema, tan poético: el espejo que
duplica la apariencia de las cosas:
donde a ser apariencia se acostumbra
el material vivir. . .
Podemos recordar a Plotino. Quisieron hacerle un retrato y se negó: “Yo mismo soy una
sombra, una sombra del arquetipo que está en el cielo. A qué hacer una sombra de esa som-
bra.” Qué es el arte, pensaba Plotino, sino una apariencia de segundo grado. Si el hombre es
deleznable, cómo puede ser adorable una imagen del hombre. Eso lo sintió Banchs; sintió la
fantasmidad del espejo.
Realmente es terrible que haya espejos: siempre he sentido el terror de los espejos.
Creo que Poe lo sintió también. Hay un trabajo suyo, uno de los menos conocidos, sobre
el decorado de las habitaciones. Una de las condiciones que pone es que los espejos estén
situados de modo que una persona sentada no se refleje. Esto nos informa de su temor de
verse en el espejo. Lo vemos en su cuento William Wilson sobre el doble y en el cuento de
Arthur Gordon Pym. Hay una tribu antártica, un hombre de esa tribu que ve por primera vez
un espejo y cae horrorizado.
Universidad Autónoma de Chiapas