Page 468 - BORGES INTERACTIVO
P. 468
468 BORGES INTERACTIVO
—Y, en todo caso, el tiempo es más real que nosotros. Ahora, también podría decirse —y eso
lo he dicho muchas veces— que nuestra sustancia es el tiempo, que estamos hechos de tiem-
po. Porque, podríamos no estar hechos de carne y hueso: por ejemplo, cuando soñamos,
nuestro cuerpo físico no importa, lo que importa es nuestra memoria y las imaginaciones que
urdimos con esa memoria. Y eso es evidentemente temporal y no espacial.
—Cierto. Ahora, fíjese: Murena decía que el escritor debía volverse anacrónico, es decir, contra
el tiempo.
—Es una espléndida idea, ¿eh? Casi todos los escritores tratan de ser contemporáneos, tratan
de ser modernos. Pero eso es superfluo ya que, de hecho yo estoy inmerso en este siglo, en
las preocupaciones de este siglo, y no tengo por qué tratar de ser contemporáneo, ya que
lo soy. De igual modo, no tengo por qué tratar de ser argentino, ya que lo soy, no tengo por
qué tratar de ser ciego ya que, bueno, desgraciadamente, o quizás afortunadamente, lo soy...
tenía razón Murena.
—Es interesante porque él no dice metacrónico, o más allá del tiempo, sino anacrónico: contra el
tiempo. A diferencia, quizá, infiero, del periodista o del cronista de la historia.
—Adolfo Bioy Casares y yo fundamos una revista, que duró — no quiero exagerar— tres
números, que se llamaba Destiempo. Y la idea era ésa, ¿no?
—Coincide, cómo no.
—Nosotros no sabíamos lo de Murena, pero, en fin, coincidimos con él. Se llamaba Destiem-
po la revista, claro, eso dio lugar a una broma previsible, inevitable; un amigo mío, Néstor
Universidad Autónoma de Chiapas