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LOS BOVINOS CRIOLLOS EN EL GOLFO DE MÉXICO
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además, a los regímenes de lluvias. El territorio veracruzano es húmedo casi en su totalidad; ello
se debe a las muy frecuentes entradas de corrientes del Golfo, que se enfrentan a los macizos
montañosos produciendo excelentes condiciones para la agricultura (Álvarez, 1994).
De acuerdo con el Atlas de Suelos de América Latina y el Caribe (Gardi et al., 2014), el área
se encuentra al sur del trópico de Cáncer. En general las variaciones estacionales de la tempera-
tura en los trópicos son pequeñas (unos 5 °C); no obstante, la altitud es un importante factor que
influye en la temperatura, por debajo de los 1,000 msnm las temperaturas son altas (promedios
diarios de 25 °C en la costa del Golfo). Los huracanes afectan a ambas costas de México, Pacífico
y Golfo, en forma de fuertes vientos e intensas lluvias de junio a noviembre. En la costa del Golfo
de Tabasco, la proximidad a la superficie de las aguas subterráneas sobre sedimentos aluviales da
lugar a grandes extensiones de Gleysols, que permanecen encharcados durante largos periodos
(dando lugar a pantanos, por ejemplo). En la costa son patentes las condiciones salinas. Las con-
diciones tropicales y la vegetación exuberante dan lugar al predominio de suelos más profundos,
con contenido en arcilla y óxidos de hierro (Luvisols, Acrisoles, Plintosoles).
La presencia de bovinos en la región ha sido descrita en diversas investigaciones. Todas ellas
coinciden en, al menos, los siguientes aspectos: su llegada a costas veracruzanas, su expansión en
el resto del país y el sur de los Estados Unidos, las causas que propiciaron dicha distribución y las
que la limitaron, la manera en que ha subsistido, así como su influencia en la construcción de una
cultura ganadera regional y en la transformación del paisaje.
De acuerdo con Alcántara (2004), “la presencia de la actividad ganadera entre los habitantes
de la Costa del Golfo como detonadora de procesos socioculturales inició desde las primeras
décadas de la etapa virreinal”; para Del Ángel (1994), existe una relación directa entre el área
circunvecina de Veracruz con las condiciones naturales del sitio, donde se localiza “un complejo
hidrológico compuesto por una red de corrientes de agua fijas y estacionales, así como por tierras
‘bajas’ sujetas a inundaciones periódicas…”. Lo anterior posibilita que en el siglo XXI se distinga
en el paisaje de la llanura costera del Golfo veracruzano la huella de barcos cargados de europeos,
esclavos africanos y ganado, que propiciaron el desarrollo de la ganadería. Dicha traza mantiene
aún su presencia por medio de diversas manifestaciones culturas regionales que se han generado
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