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LISBER FARRERA REYES 260 MARÍA LUISA TREJO SIRVENT La biliteracidad también contiene una función comunicativa, que permite ver estas prácticas de lectura y escritura bilingüe como sucesos sociales emplazadas en determinados contextos, donde existen relaciones e interacciones sociales particulares. Estas prácticas, para la gente ad- quieren signifcados en su uso cotidiano y contexto real de aplicación, porque cumplen intereses, necesidades y propósitos específcos. La biliteracidad signifca que, a través de ella, el individuo puede comprender el mundo y entenderlo en dos lenguas (materna y segunda), no sólo se limita a que se lea y escriba en dos idiomas. Sino al desarrollo de dos literacidades, por ejemplo: la literacidad del tseltal y la literaci- dad del español. Pero además se resignifca la importancia del lenguaje como parte inherente al ser humano. Maturana alude a que el lenguaje “se constituye cuando se incorpora al vivir, como modo de vivir, este fuir en coordinaciones conductuales de coordinaciones conductuales que surgen en la convivencia como resultado de ella; es decir, cuando las coordinaciones conductuales son consensuales. Toda interacción implica un encuentro estructural entre los que interactúan, y todo encuentro estructural resulta en el gatillado o desencadenamiento de un cambio estructural entre los participantes del encuentro (Maturana, 2001:40-41). Por su parte, Giddens abona a esta percepción del lenguaje cuando dice “el lenguaje (…) es una máquina del tiempo que permite la repetición de las prácticas sociales a lo largo de gene- raciones, al tiempo que hace también posible la diferenciación entre pasado, presente y futuro” (Giddens, 1997:37). Entre estas prácticas sociales, se encuentran inmersos los procesos de litera- cidad y biliteracidad; los procesos de oralidad que también son parte signifcativa en cada lengua, que denotan una forma de ver el mundo y un proceso cultural. La cultura entonces, cobra vital importancia en el desarrollo en términos de igualdad de la biliteracidad, el diálogo en la interculturalidad, a partir del reconocimiento de la identidad propia, como refere Hornberger en la entrevista realizada a Luis Enrique López “primero es necesaria una etapa fuerte de intraculturalidad antes de poder pasar a dialogar…no podemos hablar en pie de igualdad si siempre me han dicho que lo mío no sirve y lo otro es lo que sirve” (2009:96). La biliteracidad no solamente representa el dominio de dos lenguas, va más allá de compe- netrar los procesos de lectura y escritura con altos niveles de comprensión lectora; está adherida Universidad Autónoma de Chiapas