Page 119 - Fútbol y globalización
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DISCURSOS MEDIÁTICOS DE LA DESIGUALDAD EN EL
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                —No,  y  además,  si  alguienes  somos  buenas  para  consumir  y  el  shopping,  somos  las  mujeres,
                que no entiendo por qué nos han dejado fuera de todo este asunto [el negocio del futbol].
                —[...] Y bueno, y hablando de shopping justamente ahí en Edmonton que está el mall más grande de América...
                —¿Qué hacemos aquí, Gaby? Sería una buena visita después del juego, ¿no?

                De esta manera, dos mujeres que realizan una labor frecuentemente asociada al género
           masculino, durante la narración de un evento que, como se ha comentado, responde a dinámicas
           hipermasculinas, encarnan, incluso sobre sí mismas, los más potentes estereotipos del androcen-
           trismo. Por un lado, declaran que más que la narración del partido, un trabajo remunerado y con
           incidencia en la actitud de los espectadores, es decir, con presencia en el evento, les corresponde
           dedicar su tiempo a las compras, al cuidado de su apariencia. Por otro lado, afirman que si las
           mujeres han de ser incluidas en el universo del fútbol, debe ser solo a partir del “negocio”, pues
           su rol es el de consumidoras.



              CONCLUSIONES

                Esto es lo que ocurre durante la transmisión nacional de un evento de carácter internacional.
           Ciertamente hay una gran cantidad de factores que se involucran en la formación de los seres
           humanos dentro del deporte, ya sea como deportistas, aficionados o cualquier otra faceta de las
           prácticas deportivas. Los comentarios que se escuchan durante las transmisiones massmediáticas
           de los partidos son un factor importante en la manera en que se nos enseña qué es el fútbol y
           cómo puede y debe vivirse. Es preocupante, entonces, encontrarnos ante discursos como los
           aquí expuestos, que en definitiva excluyen a la mujer de un territorio por el que tantos esfuerzos

           se han realizado y se siguen realizando.
                En estas páginas se ha partido de la certeza de que los seres humanos utilizamos una serie
           de recursos y estrategias lingüísticas para configurar el mundo en el que vivimos. Lo social de-
           termina nuestras prácticas discursivas tanto como el lenguaje determina los órdenes de nuestra

           sociedad. Es importante mantener una mirada crítica constante hacia la manera en que hablamos,
           pues nuestras palabras “desempeñan un papel en el mantenimiento de la dominación masculina,
           ocultando la participación de la mujer en la sociedad, imponiéndole una imagen estereotipada y
           silenciando sus puntos de vista” (Martín Rojo y Gómez Esteban, 2004, p. 85).

                Los medios de comunicación no solo han evidenciado lo menos posible la presencia de la
           mujer en el fútbol, sino que, cuando lo han hecho, ha sido a través de una representación sim-
           plificada en torno a un grupo de estereotipos denigrantes, “un estereotipo construido a partir de







                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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