Page 60 - Fútbol y globalización
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FÚTBOL Y GLOBALIZACIÓN
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                    El sistema capitalista, a través de la ganancia, dio sentido a la conducta de la vida cotidiana
               y derivó en el desarrollo científico y tecnológico en muy variados campos del conocimiento hu-
               mano, así como en la miseria, el deterioro del entorno natural y la desigualdad, caracterizándose
               por la exclusión de grandes sectores y la acumulación de riqueza, información y poder. No se

               pueden dejar de lado las posibilidades que ha acarreado en la vida del hombre; quizá el problema
               ha sido la concentración exclusiva en “sus valores”, olvidándose del ser humano, la convivencia y
               los contextos (Elias, 1990).

                    A principios del siglo pasado el fútbol fue percibido como divertimento, forma de expresión,
               actividad lúdica, pasatiempo, pasión, pero conforme la economía de mercado se afianzó en el
               mundo los ojos también se transformaron. Hoy siguen siendo veintidós jugadores en un rectángu-
               lo verde los que hacen el fútbol, y tras de sí hay toda una maquinaria que se mueve en la industria

               del fútbol. Las principales ligas del mundo son seguidas por millones de espectadores en todo el
               planeta semana a semana. Se comercializa casi todo: jugadores, entradas a los estadios, formas de
               comunicación, objetos (playeras, balones, souvenirs), personajes, alimentos y un largo etcétera

               (Polanyi, 2001). En 1974 el objetivo de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado),
               máxima organización mundial de fútbol, con la llegada de Havelange (su presidente) quedó claro
               cuando señaló: “Yo he venido a vender un producto llamado fútbol” (Galeano, 1995). ¿Cuánto di-
               nero maneja la FIFA? No se sabe. Como señala Galeano, para eso Havelange resulto muy tímido.

                    En este mundo, donde el deseo tiene que ser cada vez más efímero para comprar-vender
               el siguiente deseo, el fútbol y todo lo que lo rodea es un campo más que fértil. Los jugadores
               son entes inalcanzables a los que solo se les roza cada día de partido, y al tener algún objeto

               promovido por ellos, son las superestrellas o superhéroes de nuestro tiempo. La televisión los
               vuelve asequibles en imágenes y contenidos, aunque nulifica nuestra capacidad de comprensión
               sobre cuestiones más profundas (Santori, 1997). De igual manera que la economía de mercado
               ha acarreado mayor desigualdad en el mundo, el espacio del fútbol no tendría por qué ser di-

               ferente. Hoy vemos mayor desigualdad entre los equipos de las diferentes ligas más poderosas
               económicamente, equipos que ganan con mayor diferencia y toman (compran) los jugadores
               sobresalientes de los equipos menos poderosos. Históricamente ha ocurrido así, pero no tan
               marcadamente como en la actualidad; podríamos revisar los ingresos de los diferentes equipos y

               su relación con la obtención de títulos, entonces nos percataríamos de que los éxitos deportivos
               cada vez se encuentran más cercanos a la capacidad económica de compra.






                            Universidad Autónoma de Chiapas
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