Page 432 - BORGES INTERACTIVO
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un detalle en el que todos coincidimos, y es que Borges era joven en su literatura. Era joven,
no era una literatura de viejo. Él era joven en su literatura.
Y una vez me contó algo impactante. Porque yo como salteño he sido muy mujeriego,
hasta que me casé con una alemana que no me deja ni moverme. Una tarde estábamos con-
versando y Borges me dice: “Ah, Clemente, hay tal chica y siempre pregunta por usted” y yo le
digo: “Es solamente un pretexto para verlo a usted”. Y se reía. Y le pregunto a Borges: “Díga-
me Borges, ¿usted alguna vez estuvo enamorado? No sé si con esas palabras o más o menos
así: “Sí —me dijo él—, yo vivía en Pueyrredón y Las Heras, tenía dieciocho años, y tenía una
novia que vivía en Villa Urquiza”. Era la época en que todas las jóvenes se querían casar. Y me
dice: “Tenía una amiga que vivía en Villa Urquiza, entonces habíamos quedado —como era la
costumbre— en vernos los jueves y los sábados de siete a nueve”. Antes era así, ahora entran
los tipos y arreglan las cosas como quieren. A lo mejor entra el padre de la chica a la casa y
encuentra al tipo comiendo ahí… Antes había una hora, y había un zaguán ahí, de recepción.
“Entonces —dice—, quedamos en encontrarnos los jueves y los sábados de siete a nueve.
Y un sábado yo tenía mucho tiempo y salí para allá después de comer, a la una de la tarde, y
me iba caminando”. Y yo le pregunto por qué hacía eso. Y me contesta. “Porque sentía que
ya estaba yendo”. Él ya estaba yendo. Se iba caminando desde Pueyrredón y Las Heras hasta
Villa Urquiza, de una a siete son seis horas de camino…Pero ya estaba yendo. No esperaba
hasta las seis para tomar el tranvía. Él ya a la una estaba con su cabeza allá.
Sbarra Mitre: ¿Qué paso con esa novia?
Clemente: No sé. Pero me acuerdo de un día, de una tarde en que llega Borges a la Bibliote-
ca y yo lo noto muy caído. Algo raro porque él en general estaba alegre, y siempre tenía en
Universidad Autónoma de Chiapas