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436 BORGES INTERACTIVO

su vida tuvo la ausencia de un cariño, y se murió sintiendo que era querido. Borges murió
sabiendo que alguien lo quería.

Hay un libro sobre Borges de Estela Canto. Porque uno de los amores de Borges fue

Estela Canto. Y él me dijo que con Estela Canto tuvo dos de las situaciones más hermosas de

su vida, cuando ella le dijo que sí y cuando ella le dijo que no. Las dos cosas en el mismo año.

Fue un gran amor de su vida al punto que le dio los originales de muchas de sus obras a Estela

Canto, y ella después los vendió.

En fin. No he sido cómplice de la separación de Borges, me pareció fea la manera de

separarse. ¿Por qué no decir ‘me separo’ y se acabó? No. Dice ‘hasta luego’ y se escapa. Es

Borges ese. Un hombre que tal vez no estaba preparado para afrontar la vida diaria. Hay cosas
de él que eran muy embromadas. Yo me acuerdo que los peores momentos en la Biblioteca

Nacional eran cuando había que llamar a un tipo y retarlo. Eran violentos. Y a Borges esa

violencia le parecía multiplicada por mil. Le resultaba terrible hacerlo. Borges era un hombre

sumamente honesto, con un alto concepto ético, pero era un hombre difícil. Yo me manejaba

con dureza, me “cabreaba” y él enseguida se asustaba. Le decía: “Si usted va hacer tal cosa yo

me voy, ya mismo”. “No, no, no, —me paraba—, ¿qué me va a decir madre?”.

Sbarra Mitre: ¿Así le decía a doña Leonor, “madre”?

Clemente: Sí, sí, siempre se refería a ella como “madre”.

Arias: ¿Iba mucho la madre de Borges a la Biblioteca?

Clemente: Muy poco, muy poco. Solamente se comunicaba por teléfono o yo la iba a visitar.

Por ejemplo, la madre me decía: “¡Ay, negro!, Georgie tiene que ir a la embajada de los Esta-

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