Page 440 - BORGES INTERACTIVO
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Como en el caso en que su mujer quería mudarse a la Biblioteca y yo me opuse. Pero no me
opuse por capricho, me opuse por circunstancia: si usted es director de la Biblioteca Nacional
y viene acá con su familia, se confunden todos los niveles. Y ahora hay plazo para el cargo,
antes no había.
Cuarta charla
27 de octubre de 1998
Sbarra Mitre: Yo quería empezar hoy hablando de la ironía en Borges. En la charla pasada
usted nos comentaba la ironía de Borges sobre Alberto Girri. ¿Era común que la utilizara para
opinar sobre colegas escritores?
Clemente: Mucho no. Él tenía una ironía recurrente para los temas cotidianos, y tiene luego
el artículo “El arte de injuriar”. A él le gustaba mucho ironizar, como hombre muy inteligente
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que estaba por encima de muchas cosas, para él era muy fácil la ironía. Y la utilizaba sin ningún
pudor contra quien fuera. Pero no era agresivo, era irónico. Es decir, nunca dijo, por ejemplo:
“Girri es un mal escritor”. Tal vez lo pensaba, pero lo sugería a través de una ironía. Yo de
muchacho he hecho una vida de café, me reunía en los cafés de barrio, y hay una literatura de
café que era rápida, intentaba decir todo en una frase. Esa era la técnica de Borges, que decía
de repente una sola frase y esa frase destruía todo lo que otro tipo venía diciendo por largo
rato. Ahora, yo creo que Borges no lo hacía por escuela sino por instinto.
Hay una anécdota que yo conté en la sociedad hebraica. Estaba yo con Borges, conver-
sando en la dirección de la dirección, como todas las tardes. Entonces golpearon la puerta, no
1. En Historia de la eternidad (1936).
Universidad Autónoma de Chiapas