Page 459 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES  •  ANTONIO DURÁN RUIZ      459






           —Pero ¿usted cree, entonces, que se cultiva la memoria? Usted ha hecho de alguna manera un
           proceso a través del cual haya cultivado su memoria en el tiempo; porque pareciera ser una me-

           moria que se ha desarrollado particularmente.



           —Y, yo creo que la ceguera puede haberme ayudado.



           —Ah, entiendo.


           —Desde luego que si yo recobrara mi vista, yo no saldría de esta casa, yo leería estos libros

           que nos rodean, que están tan cerca y tan lejos, pero desgraciadamente me está vedada la

           lectura de esos libros, sólo puedo oírlos leer, y hay una gran diferencia, ya que el hecho de

           hojear un libro, eso me está negado. Viene alguien aquí, yo le pido que lea algo, bueno, me

           lee en orden; pero el hecho de hojear un libro, de omitir, de saltear, eso me está negado,

           naturalmente, y es parte del placer de la lectura.


           —Pero, entonces, la ceguera habría contribuido hermosamente con su memoria y con su imagi-

           nación.



           —En todo caso, si eso no es así, yo debo tratar de pensar así. Yo debo pensar que la cegue-

           ra es algo como todas las cosas del mundo, y es un don. Y, desde luego, ya sabemos que la

           desdicha ha salido de la tragedia, ha salido quizá… y… casi toda la poesía. No sé si la felicidad
           es útil en ese sentido; la felicidad es un fin en sí misma, en cambio, la desdicha no. El deber

           de un artista, de cualquier artista, ojalá yo fuera músico, o pintor, como mi hermana. Pero no,

           soy escritor, es el transmutar esas cosas que le suceden en algo distinto. Naturalmente, en mi














                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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