Page 454 - BORGES INTERACTIVO
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454 BORGES INTERACTIVO
—Ahora, fíjese que en esta época, en que se piensa o en que se habla de la transmisión auditiva
o visual como de una forma de comunicación, si se intuye la presencia del oyente, cómo al escribir
usted prevé la presencia del lector…
—Ah, yo no sé, cuando yo escribo, lo hago como un… como un deshago… me gusta escri-
bir. Sí, eso no quiere decir que yo crea en el valor de lo que escribo, pero sí en el placer de
escribir. Es decir, si yo fuera Robinson Crusoe, yo creo que escribiría en mi isla.
—Entiendo.
—Sin pensar en lectores.
—Sin pensar en lectores.
—Sí, yo no pienso nunca en el lector, salvo en el sentido de tratar de escribir de un modo
comprensible; es un simple acto de cortesía, aunque sea con personas del todo imaginarias o
ausentes. No creo que la confusión sea un mérito.
—¿Y cree que sin pensar en la comunicación, de pronto la comunicación, de que tanto se habla,
puede producirse?
—No, yo no pienso en la comunicación. Además, cuando yo escribo algo es porque he reci-
bido algo. Eso quiere decir que creo, humildemente, en la inspiración. Es decir, creo que todo
escritor es un amanuense. Un amanuense no se sabe de quién, ni de qué. Podemos pensar,
como pensaban los hebreos, en el ruaj, el espíritu; o en la musa, como pensaban los griegos, o
en la “gran memoria”, en la creía el poeta irlandés William Butler Yeats… él pensaba que todo
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