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DEL ESTADO RELACIONAL A LA GOBERNANZA INTERCOMUNITARIA 217 El Instituto Nacional Indigenista (INI), en sus 54 años de existencia (1948-2003) usó estra- tegias de corte clientelar, impulsando proyectos productivos colectivos usando cuantiosos recur- sos en las regiones indígenas, a través de los Centros Coordinadores, instalados en poblaciones identifcadas como “cabeceras” y que defnían las dinámicas políticas y económicas. Esta estrategia clientelar se ha mantenido hasta hoy, permitiendo en los hechos que sucedieran dos cosas: 1) que estas regiones, otrora de difícil acceso fueran controladas políticamente y 2) el surgimiento y consolidación de nuevas elites indígenas que ejercen funciones de control político ya sea en favor o en contra del gobierno en turno. El INI desde su fundación cumplió funciones supletorias de las otras instituciones del Estado, ajenas a la problemática de las regiones indígenas o sin habilidades para relacionarse con ellas, no pocas veces entró en contradicción con ellas e incluso se enfrentó a sus perspectivas: Vista en la perspectiva de la historia del INI, la década de los 70 tuvo una importancia determinante porque en ella se produjeron las primeras expresiones del movimiento indígena que comenzaba a exigir nuevas formas de participación política y una relación distinta con el Estado…pese a todo lo anterior —que, insistimos, deberá ser objeto de investigaciones y estudios consistentes— pocas instituciones del sector público pueden dar muestras de un acopio tan variado y numeroso de experiencias, programas piloto, gestiones gubernamentales, diseño, asesoría, dirección y ejecución de proyectos, investigaciones pioneras y detección de nuevas problemáticas sociales; pocas instituciones del sector público han esta- do simultáneamente, como el INI, en la planeación y en la operación, en la investigación y en la acción. Y pocas, también, pueden enorgullecerse —como el INI— de haber contado en sus flas con los más destacados intelectuales del país y con los más esforzados y comprometidos trabajadores que llevaron la acción del Estado mexicano a las regiones más inhóspitas y rezagadas del territorio nacional, a la población más discriminada, excluida y marginal de la Nación mexicana. (Zolla, C. y Zolla, E. 2004:62) La política indigenista mexicana, ha tenido altos y bajos, fue muy importante durante el Carde- nismo, luego con Adolfo López Mateos hubo un auge de publicaciones etnográfcas, tanto mono- grafías de las regiones y de los pueblos como de comunidades y costumbres específcas. Durante el gobierno populista de Luis Echeverría, se construyeron la mayor parte de las instalaciones de los 110 Centros Coordinadores del INI, (60, 10 por cada año), se destinaron más recursos para toda clase de programas. En ese sexenio las élites indígenas viajaron a muchos países acompañando al presidente de la República y asistiendo a congresos internacionales sobre diversos temas, lo que amplió su visión sobre asuntos que se estaban discutiendo en otros países. En 1974, la diócesis de Universidad Autónoma de Chiapas