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DEL ESTADO RELACIONAL A LA GOBERNANZA INTERCOMUNITARIA 219 institucional. Como resultado se crea la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos In- dígenas (CDI). Durante los primeros años de los sexenios panistas, hubo apertura al diálogo con los organismos internacionales con respecto a los derechos de los pueblos indígenas; en 2002, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la CDI generaron el “Programa de Indicadores de la Población Indígena de México”. Se establecieron criterios de regionalización, reconociendo de antemano la complejidad derivada de las dinámicas de la población, la diversidad etnolingüística y los factores históricos y culturales que defnieron los espacios que ahora ocupan. Se justifca la regionalización, en función de objetivos institucionales y de planeación, también acla- ran que parten del concepto “región cultural” del indigenismo y que toman en cuenta las dinámicas históricas permiten identifcar ciertas relaciones de continuidad. En la propuesta de regionalización que aquí se presenta, los criterios metodológicos han tenido como fnalidad resolver dos de los principales problemas encontrados al intentar delimitar las regiones indíge- nas, sobre todo cuando la mayor parte de la información disponible es a nivel municipal. Por un lado, la enorme heterogeneidad que existe entre los municipios, como los tamaños, la densidad de población total e indígena, las lenguas predominantes en cada uno de ellos. Por el otro, las características geo- gráfcas y ambientales, como la morfología y el clima. Por lo anterior y ante el reconocimiento de esta difcultad, la mayor parte de las delimitaciones regionales se han ajustado a los límites municipales para facilitar el acceso y acopio de la información (CDI-PNUD 2006:9). Eckart Boege, reconocido académico de la UNAM, aceptó trabajar con CDI y el Instituto Nacional de Antropología (INAH) para clarifcar los criterios. Generó un modelo espacial para explicar la concentración de población indígena en el país. Precisó que hay un “núcleo duro” en cuyos espacios están asentados los conglomerados de comunidades de una o más etnias, donde predominan sus modos de vida. Se considera a los ejidos y comunidades con más de 40 por ciento de auto adscripción a pueblos originarios en los censos de población. Estos corresponden con lo que CDI denomina municipios indígenas. En derredor, están los denominados municipios con presencia indígena, con porcentajes desde 10 hasta 39 por ciento, quienes conviven, con el núcleo duro mencionado; para ello utilizó información de los polígonos agrarios, según señala el autor en su obra “Patrimonio Biocultural de los Pueblos Indígenas de México”, (Boege, E. 2008:63-80). Hasta el 2008, se contabilizaron 28 millones 033 mil hectáreas de territorio en 25 regiones indígenas. D éstas, 21millones 080 mil (75%) correspondían a propiedad ejidal y Universidad Autónoma de Chiapas
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