Page 113 - Fútbol y globalización
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DISCURSOS MEDIÁTICOS DE LA DESIGUALDAD EN EL
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           En su trabajo propone que la formación de imágenes, proceso en el cual participan creencias,
           conocimientos, emociones y acciones, determina el comportamiento e influye en los consumos
           deportivos (Hallmann, 2012, p. 34): “como la personalidad está formada por reacciones ante
           el ambiente social, produce una predeterminación por tomar parte en determinado deporte”.

           Consideraciones que no dejan de ser relevantes, sobre todo si tomamos en cuenta, con Lomas y
           Arconada (2003, p. 153), que:

                la mayoría de las publicaciones de la prensa refleja a la perfección la asignación estereotipada del ámbito
                público a los hombres y del ámbito privado a las mujeres, así como la atribución de intereses (y exigen-
                cias) muy diferentes a unos y a otras en función del lector masculino o femenino de cada publicación.




              EL JUEGO DEL HOMBRE

                Al rastrear la historia del fútbol, Conde y Rodríguez (2002, p. 94) encuentran que el proceso
           mediante el cual se transformó desde una instancia de escolarización (que correspondería a un

           fútbol en sentido de juego), a través de una de esparcimiento, a una de profesionalización (que
           corresponde al fútbol en su forma institucionalizada), las mujeres fueron paulatina y exponencial-
           mente excluidas. La práctica del fútbol y el discurso de esta práctica se convirtieron gradualmente
           en ámbitos de la masculinidad. Al respecto, Archetti (1985, p. 7) afirma que el fútbol

                forma parte no solo de las dimensiones más generales de una sociedad y su cultura sino que, paralela-
                mente, se relaciona con la construcción de un orden y un mundo masculino, de una arena, en principio,
                reservada a los hombres. En América Latina el fútbol es un mundo de hombres, es un discurso mascu-
                lino con sus reglas, estrategias y su “moral”.

                Esta lógica masculina, como bien apunta Conde (2008) se replica y multiplica mediante los
           medios de comunicación; sobre todo a través de la televisión y la transmisión de eventos interna-

           cionales, en los que se evidencia que “la lógica de la representación captura una dinámica social:
           las mujeres están, pero para ser miradas” (p. 124). La prensa deportiva va dirigida casi en su to-
           talidad a un público masculino y adopta un tono épico cargado de metáforas militares que, según
           Lomas y Arconada (2003, p. 156), contribuye “a configurar en términos agónicos el mundo y a

           entender la lucha por la vida como una sucesión ininterrumpida de enfrentamientos, competicio-
           nes y victorias (actitudes muy vinculadas al orden simbólico del arquetipo tradicional de hombre)”.
           Estos autores, además, resaltan que








                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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