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COHESIÓN, LEALTAD Y VIOLENCIA: LECCIONES
DE UNA BARRA FUTBOLÍSTICA DE VERACRUZ 171

depender de líderes visibles, de personas o personalidades capaces de nuclear la cohesión de una
barra, de concentrar el interés por pertenecer y administrar la pertenencia, de defender o alentar
la existencia del grupo, de imponer en algún modo reglas y un orden que garantice, junto con el
control de la membresía, la existencia de la barra.

Entre la literatura sociológica encontramos estudios sobre la presencia de jerarquías que
definen al más fuerte, al más valiente, al más macho, al más cabrón (más hábil; más temerario)
para los madrazos (golpes), al que da la cara, entre grupos sociales o entre experiencias gregarias
de la vida social (los acervos sobre culturas juveniles y estudios sobre juventudes agregadas en

bandas o pandillas, o de barrio, han dado cuenta de esto). Suele regir en esas formas sociales una
valoración positiva del más solidario o leal, del carnal (simbólicamente un hermano solidario) que
da la vida o la antepone para apoyar a un miembro del mismo conjunto. Y más allá del resultado
de cada pelea, la lealtad esculpe héroes, narrativas del deber ser, forja el archivo que configurará

la memoria de tal o cual barra.

EL HÉROE BARRISTA. LA PELEA COMO PEDAGOGÍA DE LA LEALTAD

En esta ocasión la violencia, la pelea en específico, produjo un “héroe” que marcó la travesía

y halló un miembro quien ha intentado darle perfil histórico y aleccionador de la barra a la pelea
que dejó un descalabrado. Y es que se ha elaborado un discurso que acentúa las connotaciones
de lealtad y valor como valores integradores de la agregación y de la identidad del barrista azko.
Ello, a contraluz, deja ver la contraparte de la lealtad o lo que esta podría generar si no fuera mani-
fiesta: la posibilidad de desestructuración del nosotros barra. Se alecciona así a actuales y posibles

futuros barristas; en tal lección hemos servido los acompañantes que no somos miembros de la
misma, pues la demostración de temor y falta de solidaridad por parte de nosotros “turistas” que
no hicimos frente al “tope” con los rivales, e incluso la falta de la lealtad esperada de otros barris-

tas, supuso el poner en riesgo la integridad de quienes íbamos en la travesía, además de que dejó
la impronta de la derrota entre la barra y del triunfo para la barra oponente.
En este sentido, la narrativa del héroe es fundamental para la consecución de la comunidad
barrista porque refuerza la identidad originaria de tal agrupación, que ha ganado su nombre a
punta, literalmente, de contiendas físicas, de golpes. Es sustantiva esa narrativa porque, como se
apuntó líneas arriba, genera memoria y produce presencia ritualizada, además de que puede ser

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