Page 183 - Fútbol y globalización
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EL INSULTO EN LA DINÁMICA DEL FÚTBOL             183






                El insultado puede ser un completo desconocido, pero se le identifica en la inmediatez como
           lo odiado por ser el rival, y por tal motivo se le insulta. El insultador ha de tomar seriamente su
           afiliación a su equipo (o en palabras de Valdano (2016, p. 190): “que obre el milagro de la repre-
           sentatividad”) para disponer de la obligación o del derecho de insultar a su rival. Así también, de

           asumir el orgullo y/o la ira de ser insultado por su rival, como señal de odiado. A modo de anéc-
           dota personal, en el año 2016 a un aficionado del América se le ocurrió pasearse en el estadio
           Víctor Manuel Reyna, en Tuxtla Gutiérrez, frente a la afición puma que jugaba de visitante contra
           los Jaguares de Chiapas, poco faltó para que lo lincharan. Lo que sí se llevó fueron muchos insul-

           tos, entre ellos mentadas de madre e improperios referentes a su sexualidad.
                Para poner otro ejemplo, en el año 2004 nació una fuerte rivalidad entre el Guadalajara y
           los Pumas. Ambos equipos disputaron una final que se resolvió en penales. Previo a ese juego
           por el campeonato, Jorge Vergara insultó a los Pumas cuando el Guadalajara venció a los felinos.

           La ofensa de Vergara rezaba de la siguiente manera: “Me pareció ver un lindo gatito”. Ailton Da
           Silva reaccionó al insulto con otros insultos cuyas leyendas las colocaba en sus playeras: “Gatitos
           ni madres” y “Gatito campeón”. Su destinatario era claramente Vergara y la afición del Guadala-
           jara. La idea era precisamente enardecer al rival y hacerle una ofensa de mayor envergadura que

           la recibida. Como un asunto que no se reflexiona, reconocemos que la naturaleza del insulto es
           crecer y ofender, porque el lastimado no quiere quedarse sin decir la última palabra. Sin embargo,
           hay insultos que transparentan la homofobia y el racismo, como son el <<maricón, maricón>>
           de Sarri a Maccini, y el montaje de Ana Frank portando la jersey de la Roma.

                Con lo anterior, podemos observar que en el terreno deportivo hay equipos que ocupan un
           lugar insustituible como rivales —digámosles— auténticos; por ejemplo, vemos esto en el insulto
           antisemita del Lazio dirigido al Roma. Esto nos compele a un paréntesis: el insulto refleja clara-
           mente la ideología de los pueblos y el racismo es uno de los problemas al que se le dedican más

           esfuerzos de resolución en Europa (trataremos más adelante el racismo como motivo de insulto).
                La mejor forma de saber si la rivalidad es auténtica, es a través de un estado de ánimo que (a
           manera de una posesión perversa) se posesiona de los aficionados que se observan como rivales
           de toda la vida, se trata del odio a muerte. En el contexto mexicano, el América es uno de los
           equipos más odiados del país, y como tal corresponde su odio hacia estos equipos: Guadalajara,

           Pumas y Cruz Azul. En Argentina, por señalar otros ejemplos, tenemos el superclásico Boca-
           River; en España Barcelona-Real Madrid o en Escocia, Celtic-Rangers. Existe esa reciprocidad, es







                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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