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viniera al suelo. Lloró, rogó, ofreció, aduló, porfió y fingió Lotario con tantos sentimientos,
con muestras de tantas veras, que dio al través con el recato de Camila, y vino a triunfar de lo
que menos se pensaba y más deseaba.” (Quijote, I, capítulo 34.)
Pasajes como los anteriores, forman la extensa mayoría de la literatura mundial, y aun la
menos indigna. Repudiarlos para no incomodar a una fórmula, sería inconducente y ruinoso.
Dentro de su notoria ineficacia, son eficaces; falta resolver esa contradicción.
Yo aconsejaría esta hipótesis: la imprecisión es tolerable o verosímil en la literatura, por-
que a ella propendemos siempre en la realidad. La simplificación conceptual de estados com-
plejos es muchas veces una operación instantánea. El hecho mismo de percibir, de atender,
es de orden selectivo: toda atención, toda fijación de nuestra conciencia, comporta una deli-
berada omisión de lo no interesante. Vemos y oímos a través de recuerdos, de temores, de
previsiones. En lo corporal, la inconciencia es una necesidad de los actos físicos. Nuestro cuer-
po sabe articular este difícil párrafo, sabe tratar con escaleras, con nudos, con pasos a nivel,
con ciudades, con ríos correntosos, con perros, sabe atravesar una calle sin que nos aniquile
el tránsito, sabe engendrar, sabe respirar, sabe dormir, sabe tal vez matar: nuestro cuerpo,
no nuestra inteligencia. Nuestro vivir es una serie de adaptaciones, vale decir, una educación
del olvido. Es admirable que la primera noticia de Utopía que nos dé Thomas Moore, sea su
perpleja ignorancia de la “verdadera” longitud de uno de sus puentes...
Releo, para mejor investigación de lo clásico, el párrafo de Gibbon, y doy con una casi
imperceptible y ciertamente inocua metáfora, la del reinado del silencio. Es un proyecto de
expresión –ignoro si malogrado o feliz– que no parece condecir con el estricto desempeño
legal del resto de su prosa. Naturalmente, la justifica su invisibilidad, su índole ya convencional.
Su empleo nos permite definir otra de las marcas del clasicismo: la creencia de que una vez
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