Page 175 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES  •  ANTONIO DURÁN RUIZ      175






           nombres, o remeda un tosco sonido —y una insensata convención ha resuelto que el afren-
           tado por esas aventuras no es él, sino el atento y silencioso auditorio. Ni siquiera un lenguaje

           se necesita. Morderse el pulgar o tomar el lado de la pared (Sampson: I will take the wall of any

           man or maid of Montague’s. Abram: Do you bite your thumb at us, sir?) fueron, hacia 1592, la

           moneda legal del provocador, en la Verona fraudulenta de Shakespeare y en las cervecerías y

           lupanares y reñideros de osos en Londres. En las escuelas del Estado, el pito catalán y la exhi-

           bición de la lengua rinden ese servicio.

                Otra denigración muy general es el término perro. En la noche 146 del Libro de las mil y

           una noches, pueden aprender los discretos que el hijo del león fue encerrado en un cofre sin

           salida por el hijo de Adán, que lo reprendió de este modo: El destino te ha derribado y no te
           pondrá de pie la cautela, oh perro del desierto.

                Un alfabeto convencional del oprobio define también a los polemistas. El título señor, de

           omisión imprudente o irregular en el comercio oral de los hombres es denigrativo cuando lo

           estampan. Doctor es otra aniquilación. Mencionar los sonetos cometidos por el doctor Lugo-

           nes, equivale a medirlos mal para siempre, a refutar cada una de sus metáforas. A la primer

           aplicación de doctor, muere el semidiós y queda un vano caballero argentino que usa cuellos

           postizos de papel y se hace rasurar día por medio y puede fallecer de una interrupción de las
           vías respiratorias. Queda la central e incurable futilidad de todo ser humano. Pero los sonetos

           quedan también, con música que espera. (Un italiano, para despejarse de Goethe, emitió un

           breve artículo donde no se cansaba de apodarlo, il signore Wolfgang. Esto era casi una adula-

           ción, pues equivalía a desconocer que no faltaban argumentos auténticos contra Goethe).

                Cometer un soneto, emitir artículos. El lenguaje es un repertorio de esos convenientes

           desaires, que hacen el gasto principal de las controversias. Decir que un literato ha expelido











                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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