Page 187 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES  •  ANTONIO DURÁN RUIZ      187






                Citaré dos bosquejos más, bastante curiosos, cuyo tema (no ignorado por Pirandello o
           por André Gide) es la coincidencia o confesión del plano estético y del plano común, de la

           realidad y del arte. He aquí el primero: “Dos personas esperan en la calle un acontecimiento

           y la aparición de los principales actores. El acontecimiento ya está ocurriendo y ellos son los

           actores.” El otro es más complejo: “Que un hombre escriba un cuento y compruebe que éste

           se desarrolla contra sus intenciones; que los personajes no obren como él quería; que ocurran

           hechos no previstos por él y que se acerque una catástrofe que él trate, en vano, de eludir.

           Ese cuento podría prefigurar su propio destino y uno de los personajes es él.” Tales juegos,

           tales momentáneas confluencias del mundo imaginario y del mundo real —del mundo que

           en el curso de la lectura simulamos que es real— son, o nos parecen, modernos. Su origen,
           su antiguo origen, está acaso en aquel lugar de la Ilíada en que Elena de Troya teje su tapiz y

           lo que teje son batallas y desventuras de la misma guerra de Troya. Ese rasgo tiene que haber

           impresionado a Virgilio, pues en la Eneida consta que Eneas, guerrero de la guerra de Troya,

           arribó al puerto de Cartago y vio esculpidas en el mármol de un templo escenas de esa guerra

           y, entre tantas imágenes de guerreros, también su propia imagen. A Hawthorne le gustaban

           esos contactos de lo imaginario y lo real, son reflejos y duplicaciones del arte; también se nota,

           en los bosquejos que he señalado, que propendía a la noción panteísta de que un hombre es
           los otros, de que un hombre es todos los hombres.

                Algo más grave que las duplicaciones y el panteísmo se advierte en los bosquejos, algo

           más grave para un hombre que aspira a novelista, quiero decir. Se advierte que el estímulo de

           Hawthorne, que el punto de partida de Hawthorne era, en general, situaciones. Situaciones,

           no caracteres. Hawthorne primero imaginaba, acaso involuntariamente, una situación y bus-














                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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