Page 294 - BORGES INTERACTIVO
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               que la que fue incendiada por el piadoso celo del sacristán y el barbero. Sin embargo, siempre
               hay placer, siempre hay una suerte de felicidad cuando se habla de un amigo. Y creo que todos

               podemos considerar a Don Quijote como un amigo. Esto no ocurre con todos los personajes

               de ficción. Supongo que Agamenón y Beowulf resultan más bien distantes. Y me pregunto si

               el príncipe Hamlet no nos hubiera menospreciado si le hubiéramos hablado como amigos, del

               mismo modo en que desairó a Rosencrantz y Guildenstern. Porque hay ciertos personajes, y

               esos son, creo, los más altos de la ficción, a los que con seguridad y humildemente podemos

               llamar amigos. Pienso en Huckleberry Finn, en Mr. Pickwick, en Peer Gynt y en no muchos

               más.

                    Pero ahora hablaremos de nuestro amigo Don Quijote. Primero digamos que el libro
               ha tenido un extraño destino. Pues de algún modo, apenas si podemos entender por qué los

               gramáticos y académicos le han tomado tanto aprecio a Don Quijote. Y en el siglo XIX fue

               alabado y elogiado, diría yo, por las razones equivocadas. Por ejemplo, si consideramos un

               libro como el ejercicio de Montalvo, Capítulos que se le olvidaron a Cervantes, descubrimos

               que Cervantes fue admirado por la gran cantidad de proverbios que conocía. Y el hecho es

               que, como todos sabemos, Cervantes se burló de los proverbios haciendo que su rechoncho

               Sancho los repitiera profusamente. Entonces, la gente consideraba a Cervantes un escritor
               ornamental. Y debo decir que a Cervantes no le interesaba para nada la escritura ornamental;

               la escritura refinada no le agradaba demasiado, y leí en alguna parte que la famosa dedicatoria

               de su libro al Conde de Lemos fue escrita por un amigo de Cervantes o copiada de algún libro,

               ya que él mismo no estaba especialmente interesado en escribir esa clase de cosas. Cervantes

               fue admirado por su buen estilo, y por supuesto las palabras buen estilo significan muchas co-

               sas. Si pensamos que Cervantes nos transmitió el personaje y el destino del ingenioso hidalgo











                             Universidad Autónoma de Chiapas
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