Page 447 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES  •  ANTONIO DURÁN RUIZ      447






           Clemente: No le gustaba perder nada. Además si le tomaba bronca a una cosa ahí se acababa
           el tema. Pero bueno, yo creo que no le gustaba en definitiva el Martín Fierro porque no le

           gustaba el protagonista. Me decía Borges: “¿Qué le parece el Viejo Vizcacha?, ¿le parece una

           persona ética?”. Yo hacía entonces un largo razonamiento justificando el papel de los persona-

           jes en el libro, y la relación de oposición entre las personalidades de Martín Fierro y Vizcacha.

           Y Borges se enojaba y me decía: “Usted siempre le da vueltas a las cosas”.



           Arias: Recién hablábamos de las milongas, y de la actitud de Borges frente a la música. Yo leí

           varias entrevistas donde Borges decía ser un “sordo musical”. ¿Él escuchaba música en la Bi-
           blioteca? ¿Hablaba con frecuencia de música?



           Clemente: En la Biblioteca no, porque había muchos equipos para escuchar. Escuchaba en

           su casa, y su autor preferido era Brahms, que escuchaba con Adolfito. Buen oído tenía. Para

           ser poeta hay que tener buen oído, y para dominar los idiomas hay que tener buen oído. Así

           que si alguna vez ha dicho que era sordo habrá sido para “escapar” de algo. Pero buen oído
           tenía. Sabía apreciar la música, y con respecto a la música argentina, él lo que no quería era

           el tango con letra. Él decía que con la letra moría el tango. Le gustaba el tango viejo, el tango

           canción, Las siete palabras, todos esos tangos viejos. Justamente yo tenía unos discos y se los
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           llevaba para escucharlos en una vitrola que teníamos ahí en la Biblioteca. Eso le gustaba. Y la

           milonga, porque era de gente valiente, peleadora, camorrera, entregada a la lucha y al valor

           del hombre. Él encontraba en el compadrito y sobre todo en el malevo peleador una especie

           de estampa que a él le hubiera gustado quizá tener. En el cuento “El sur” está eso narrado. En



           9. El tango se llama “Las siete palabras” o “Las siete pulgadas”. Se supone que fue compuesto alrededor del año 1898 por un
           tal Prudencio Aragón.










                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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