Page 53 - LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO
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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA GANADERÍA BOVINA EN MÉXICO.
                                                    LA CONQUISTA E INICIO DE LA ÉPOCA COLONIAL                    53






                     …una cuota anual de 800 cargas de vestidos para mujer [20 piezas por carga] 816 cargas de
                taparrabos para hombre, 800 cargas de faldas bordadas, 3,216 cargas de quachtli [pieza de tela que
                también servía como unidad monetaria], dos trajes de guerrero con sus adornos y escudos, cuatro
                silos de maíz y de otros granos, y de una a cuatro águilas vivas. (Soustelle, 2006: 91)


                Mucha gente vivía en los palacios de los gobernantes, y toda ella se alimentaba diariamente
           a costa de la casa real; por ejemplo, en Texcoco, Netzahualpilli —hija del emperador Axayácatl—

           tenía más de dos mil personas a su servicio, mientras que en Tenochtitlan, “Moctezuma estaba

           rodeado constantemente de tres mil personas en su palacio, sin contar las águilas, serpientes y
           jaguares que mantenía en habitaciones especiales y que consumían diariamente 500 guajolotes”
           (Soustelle, 2006: 93).

                Muy diferente, en cambio, debió haber sido la vida cotidiana y la alimentación entre los

           macehuales, los hombres ordinarios, que con seguridad disfrutarían de tortillas hechas con maíz
           molido en metate, frijoles hervidos y vegetales verdes, además de algunos insectos y moluscos
           del lago, acompañado de iguanas, hormigas y gusanos de maguey, mientras que en ocasiones

           especiales probarían algún guajolote o perrillo gordo. La carne de los xoloizcuintles sin duda era

           menos estimada que la del guajolote, porque iba interpuesta con la carne de las gallinas de la tie-
           rra, siempre arriba ésta última.
                A decir de Soustelle (2006: 18, 155), poco llamó la atención de los cronistas “la vida pacien-

           te, laboriosa y oscura” del campesino, apenas vestido con un taparrabo, y que vivía en humildes

           chozas trabajando en su milpa con instrumentos elementales para producir el diario sustento, y
           cuidando de sus perros mudos y sus guajolotes con los que engalanaba sus fiestas. Según el mismo
           autor, el día en México-Tenochtitlan debió comenzar en la madrugada, cuando las mujeres molían

           el maíz y luego hacían las tortillas con el rítmico palmotear de sus manos; mientras, en los patios

           de las casas los guajolotes picoteaban buscando su alimento. Los hombres partían al trabajo dia-
           rio, ya fuera en la milpa o llevando mercancía en las chalupas rumbo al mercado. Las casas eran
           en su mayoría de adobe y constaban de una habitación-dormitorio, una cocina, y en el patio un

           temazcal; los artesanos tenían sus talleres y los comerciantes sus bodegas. Casi todas las parcelas









                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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