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LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO.
56 HISTORIA, CARACTERIZACIÓN Y PERSPECTIVAS
de la población local, pero a cargo de manos indígenas que le perdieron el miedo a esas especies
mayores desconocidas hasta hacía poco tiempo.
Los viajes de descubrimiento
Regresando un poco en el tiempo, nos situamos ahora en el lado español antes de la conquista.
Es sabido que el primer viaje de Cristóbal Colón en 1492 fue exclusivamente de exploración, por
lo que no debió haber llevado más plantas y animales que los indispensables para alimentar a la
tripulación durante el viaje que duró varias semanas, probablemente alguna gallina y si acaso un
cerdo, lo que era el bastimento común de las naves en esa época.
En ese primer viaje del almirante Colón, las tres embarcaciones portaban cañones y lleva-
ban en su almacén una cantidad suficiente de suministros para seis meses de navegación; así de
incierto sería el viaje que les esperaba. Se tiene registrado en las crónicas que la llegada a las Islas
Canarias fue intranquila, primero por la falta de viento y además porque el timón de la Pinta se
averió al iniciar la navegación; las reparaciones duraron todo un mes, el que se aprovechó para
cambiar las velas latinas de la Niña por otras de tipo cuadrado, para aumentar su velocidad (Ce-
brián, 2006). Habría que imaginar el estado de desánimo y aprehensión de los tripulantes de las
naves, teniendo que esperar en tierra para volver a subir a las naves y emprender de nuevo el
ansiado y temido viaje hacia lo desconocido. ¿Cuántos de ellos se habrían arrepentido y estarían
deseando volver al terruño?
Reiniciado el viaje, y tratando de imaginar la vida cotidiana en las embarcaciones, resulta
un tanto pintoresco relatar cómo era la comida a bordo de las estrechas naves; las costumbres
marineras de la época del descubrimiento señalan que en las carabelas que se hacían a la mar
se proporcionaba la siguiente ración: una libra de galleta dura y un litro de vino por día, más dos
libras de carne o pescado por cada tres hombres; la dieta se complementaba con queso, cebolla y
vegetales, mientras había (Lewinsohn, 1972), y con seguridad no los había durante mucho tiempo
después de los primeros días de navegación.
Además de observar las labores de los tripulantes de las embarcaciones, que se encargaban
de la conducción y el mantenimiento de la nave (cálculo de la velocidad, achicamiento del agua
Universidad Autónoma de Chiapas