Page 55 - LOS BOVINOS CRIOLLOS DE MÉXICO
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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA GANADERÍA BOVINA EN MÉXICO.
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                Ante esa diversidad de animales y sus productos, y dejando de lado la diversidad vegetal,
           cabe pensar la impresión que causaron entre los pobladores del México antiguo la llegada de las

           especies domésticas europeas, para las que no se tenía siquiera un nombre en los idiomas nati-

           vos, por lo que tuvieron que inventarse o formarse a partir de combinaciones de palabras; así, se
           denominaron venados gigantes a las vacas, venados de algodón a las ovejas (Perezgrovas, 2005),
           y monstruos de dos cabezas a los jinetes vestidos de sol montados en sus caballos.

                Poco después de la conquista de la ciudad, este panorama fue cambiando tal vez de manera

           drástica, al incorporar las costumbres españolas dentro de la vida comercial. Con seguridad el
           abasto inicial fue impuesto a los indígenas como parte de los tributos o servicios personales que
           les concedían a los conquistadores —y que eran exigidos rigurosamente, que a eso habían venido

           muchos de ellos—; estos bienes y servicios gratuitos fueron registrados en la “Tasaciones de los

           pueblos de encomienda”, entre los que se encontraban “todo tipo de frutos, animales y productos
           de la tierra” (Zavala, 1984: 295). Un ejemplo de estos tributos, los llamados “mantenimientos”,
           es el siguiente, que en 1540 los naturales del pueblo de Actopan entregaban diariamente a su

           encomendero en la ciudad de México



                     una gallina de la tierra y dos de Castilla, 15 huevos, 200 almendras de cacao, una fanega de
                maíz, dos panes de sal, dos costalejos de carbón, una carga de leña, un manojo de ocote, fruta, ají,
                tomates y yerba para cuatro caballos. En 1544, Juan de Moscoso recibía en su casa la lana y el queso
                de las ovejas de los indios de Tultitlán. (Olvera, 2007: 46)


                Esta cita nos permite apreciar algunas situaciones de interés pecuario; en primer lugar, que
           a 20 años de la conquista los ‘naturales’ ya producían sus propias gallinas de origen español, las

           que habían sido apropiadas en los traspatios de las viviendas; y en segundo término, que para

           entonces la cría de ovejas formaba parte del trabajo cotidiano de los indígenas, ya fueran propias
           o porque cuidaban las del patrón, en cualquier caso realizando las faenas de manejo con los ani-
           males e incorporando a estos dentro de su cosmovisión. Algo similar debió suceder con el ganado

           bovino, que podía estar dentro de las estancias de los conquistadores o en los sitios y traspatios









                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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