Page 29 - Fútbol y globalización
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FÚTBOL EN EL MUNDO GLOBALIZADO:
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                Bajo esa perspectiva, si bien es cierto que el fútbol es una industria cultural global, no puede
           negarse que su transmisión es realizada por medios de comunicación, analistas y comentaristas
           locales que adaptan los eventos a las preocupaciones y particularidades locales. Asimismo, para el
           caso de los canales de comunicación internacional, es el espectador con sus intereses, pasiones,

           sentimientos y bagaje cultural el que interpreta, enjuicia y moldea los contenidos. De tal modo, así
           como la globalización ha permitido la aparición de hinchadas transnacionales, también ha llevado
           a radicalizar, en algunos casos, las adherencias locales. Sirvan como ejemplo los partidos inter-
           nacionales donde en ocasiones se suelen ver hinchas que portan signos y marcas de su lugar de

           procedencia como un símbolo de su adherencia.
                En cuanto a aspectos como el patrocinio, la propiedad, la administración y la base territorial
           es cierto que la imagen de los clubes-empresas transnacionales, financiados por diversas cor-
           poraciones, se ha hecho dominante, no obstante, cada nación institucionaliza estos aspectos de

           forma particular. Para ejemplificar esto: el caso de algunos clubes de Alemania y Sudáfrica que
           se organizan como asociaciones donde el equipo pertenece a la comunidad y es dirigido por un
           presidente elegido democráticamente; en otros, como el caso de México y Colombia, sus clubes
           son propiedad de empresarios nacionales.

                Resultaría fácil afirmar que el fenómeno de la globalización del fútbol es una forma de do-
           minación, una extensión irrefrenable de la cultura anglosajona al resto del mundo, y que su con-
           secuencia es la homogeneización o el fin de las adherencias nacionales y locales, una suerte de
           imperialismo cosmopolita. Sin embargo, en nada ayuda pensar en lo local y lo global como cate-

           gorías dicotómicas contrarias, en cambio, puede entenderse como una apertura del sentimiento,
           una ampliación del diálogo entre ambas; esta reflexión invita a situar la mirada en el consumo como
           una manera de entender esta relación que se teje entre lo local y lo global, convirtiéndose en la
           práctica sociocultural que modula la sociabilidad, la intersubjetividad y la construcción de identida-

           des (Bauman, 2007), lo que resulta medular para entender los procesos de tribalización actuales.
                Téngase en cuenta que cuando se habla de consumo no se alude a un fenómeno puramente
           mercantil, sino que envuelve los usos y significaciones que asignan los actores a los productos
           culturales, así como los fines esperados con estas acciones (García Canclini, 1995). De tal modo

           que, en un mundo conectado por flujos de capital, mercancías y personas, las cosas no importan
           por su valor de uso, sino por su preeminencia en la figuración y representación de las distinciones
           colectivas, es decir, su valor en la cultura de consumo.







                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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