Page 125 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES  •  ANTONIO DURÁN RUIZ      125






           trabajo modificaba la obra para él, pero no para otros. La dicción oral de Daneri era extrava-
           gante; su torpeza métrica le vedó, salvo contadas veces, trasmitir esa extravagancia al poema.   1

                Una sola vez en mi vida he tenido ocasión de examinar los quince mil dodecasílabos del

           Polyolbion, esa epopeya topográfica en la que Michael Drayton registró la fauna, la flora, la

           hidrografía, la orografía, la historia militar y monástica de Inglaterra; estoy seguro de que ese

           producto considerable, pero limitado, es menos tedioso que la vasta empresa congénere de

           Carlos Argentino. Éste se proponía versificar toda la redondez del planeta; en 1941 ya había

           despachado unas hectáreas del estado de Queensland, más de un kilómetro del curso del Ob,

           un gasómetro al norte de Veracruz, las principales casas de comercio de la parroquia de la

           Concepción, la quinta de Mariana Cambaceres de Alvear en la calle Once de Septiembre, en
           Belgrano, y un establecimiento de baños turcos no lejos del acreditado acuario de Brighton.

           Me leyó ciertos laboriosos pasajes de la zona australiana de su poema; esos largos e informes

           alejandrinos carecían de la relativa agitación del prefacio. Copio una estrofa:


                            Sepan. A manderecha del poste rutinario

                            (viniendo, claro está, desde el Nornoroeste)

                            se aburre una osamenta—¿Color? Blanquiceleste—

                            que da al corral de ovejas catadura de osario.



           1. Recuerdo, sin embargo, estas líneas de una sátira que fustigó con rigor a los malos poetas:

                            Aqueste da al poema belicosa armadura
                            De erudicción; estotro le da pompas y galas.
                            Ambos baten en vano las ridículas alas...
                            ¡Olvidaron, cuidados, el factor HERMOSURA!

           Sólo el temor de crearse un ejército de enemigos implacables y poderosos lo disuadió (me dijo) de publicar sin miedo el
           poema.










                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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