Page 131 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES  •  ANTONIO DURÁN RUIZ      131






                —La almohada es humildosa —explicó—, pero si la levanto un solo centímetro, no verás
           ni una pizca y te quedas corrido y avergonzado. Repantiga en el suelo ese corpachón y cuenta

           diecinueve escalones.

                Cumplí con sus ridículos requisitos; al fin se fue. Cerró cautelosamente la trampa; la os-

           curidad, pese a una hendija que después distinguí, pudo parecerme total. Súbitamente com-

           prendí mi peligro: me había dejado soterrar por un loco, luego de tomar un veneno. Las

           bravatas de Carlos transparentaban el íntimo terror de que yo no viera el prodigio; Carlos,

           para defender su delirio, para no saber que estaba loco, tenía que matarme. Sentí un confuso

           malestar, que traté de atribuir a la rigidez, y no a la operación de un narcótico. Cerré los ojos,

           los abrí. Entonces vi el Aleph.
                Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato; empieza, aquí, mi desesperación de es-

           critor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los

           interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa me-

           moria apenas abarca? Los místicos, en análogo trance, prodigan los emblemas: para significar

           la divinidad, un persa habla de un pájaro que de algún modo es todos los pájaros; Alanus de

           Insulis, de una esfera cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna; Ezequiel,

           de un ángel de cuatro caras que a un tiempo se dirige al Oriente y al Occidente, al Norte
           y al Sur. (No en vano rememoro esas inconcebibles analogías; alguna relación tienen con el

           Aleph.) Quizá los dioses no me negarían el hallazgo de una imagen equivalente, pero este

           informe quedaría contaminado de literatura, de falsedad. Por lo demás, el problema central es

           irresoluble: la enumeración, siquiera parcial, de un conjunto infinito. En ese instante gigantes-

           co, he visto millones de actos deleitables o atroces; ninguno me asombró como el hecho de

           que todos ocuparan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia. Lo que vieron mis











                                                                Universidad Autónoma de Chiapas
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