Page 285 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES • ANTONIO DURÁN RUIZ 285
Pensé: he perdido el mundo visible pero ahora voy a recuperar otro, el mundo de mis
lejanos mayores, aquellas tribus, aquellos hombres que atravesaron a remo los tempestuosos
mares del Norte y que desde Dinamarca, desde Alemania y desde los Países Bajos conquis-
taron a Inglaterra; que se llama Inglaterra por ellos, ya que “Enga-land”, tierra de los anglos,
antes se llamaba “tierra de los britanos”, que eran celtas.
Era un sábado por la mañana, nos reunimos en el despacho de Groussac, y empezamos
aleer. Hubo una circunstancia que nos alegró y que nos mortificó pero que al mismo tiempo
nos llenó de cierta vanidad. Fue el hecho de que los sajones, como los escandinavos, usaban
dos letras rúnicas para significar los dos sonidos de la th, el de thing y el de the. Eso confería a
la página un aire misterioso. Las hice dibujar en un pizarrón.
Bien: nos encontramos con un idioma que nos pareció distinto del inglés, parecido al ale-
mán. Ocurrió lo que siempre ocurre cuando se estudia un idioma. Cada una de las palabras
resalta como si estuviera grabada, como si fuera un talismán. Por eso los versos en un idioma
extranjero tienen un prestigio que no tienen en el idioma propio, porque se oye, porque se
ve cada una de las palabras: pensamos en la belleza, en la fuerza, o simplemente en lo extraño
de ellas.
Tuvimos buena suerte esa mañana. Descubrimos la frase, “Julio César fue de los romanos
el primero que buscó a Inglaterra”. Encontrarnos con los romanos en un texto del Norte, nos
conmovió. Recuerden ustedes que no sabíamos nada del idioma, que lo leíamos con lupa,
que cada palabra era una suerte de talismán que recobrábamos. Encontramos dos palabras.
Con esas dos palabras estuvimos casi ebrios; es verdad que yo era viejo y ellas eran jóvenes
(parece que son épocas aptas para la embriaguez). Yo pensaba: “estoy volviendo al idioma
Universidad Autónoma de Chiapas