Page 303 - BORGES INTERACTIVO
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JOSÉ MARTÍNEZ TORRES • ANTONIO DURÁN RUIZ 303
rió”. Ahora bien, supongo que cuando Cervantes releyó esa oración debe haber sentido que
no estaba a la altura de lo que se esperaba de él. Y sin embargo, también debe haber sentido
que se había producido un gran milagro. De algún modo sentimos que Cervantes lo lamenta
mucho, que Cervantes está tan triste como nosotros. Y por eso se le puede perdonar una
oración imperfecta, una oración tentativa, una oración que en realidad no es imperfecta ni
tentativa sino un resquicio a través del cual podemos ver lo que él sentía.
Ahora, si me hacen algunas preguntas trataré de responderlas. Siento que no he hecho
justicia al tema, pero después de todo, estoy un poco conmovido. He vuelto a Austin después
de seis años. Y tal vez ese sentimiento ha superado lo que siento por Cervantes y por Don
Quijote. Creo que los hombres seguirán pensando en Don Quijote porque después de todo
hay una cosa que no queremos olvidar: una cosa que nos da vida de tanto en tanto, y que tal
vez nos la quita, y esa cosa es la felicidad. Y, a pesar de los muchos infortunios de Don Quijo-
te, el libro nos da como sentimiento final la felicidad. Y sé que seguirá dándoles felicidad a los
hombres. Y para repetir una frase trillada y famosa, pero por supuesto todas las expresiones
famosas se vuelven trilladas: “Algo bello es una dicha eterna”. Y de algún modo Don Quijote
—más allá del hecho de que nos hemos puesto un poco mórbidos, de que todos hemos sido
sentimentales con respecto a él— es esencialmente una causa de dicha. Siempre pienso que
una de las cosas felices que me han ocurrido en la vida es haber conocido a Don Quijote.
Universidad Autónoma de Chiapas